Un centenar de bomberos pensionados y jubilados demandaron el despido inmediato del secretario general del sindicato, Ismael Figueroa Flores, quien con engaños, presiones y amenazas se niega a cubrir 200 plazas que por contrato colectivo de trabajo les corresponden para que familiares las ocupen.

En decenas de cartulinas de colores y en cuatro enormes mantas desplegadas frente a las oficinas de la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, durante una protesta que realizaron ayer por la tarde, acusaron al ex diputado constituyente de corrupción, fraude y robo.

Además, solicitaron a la mandataria capitalina su intervención para que se les entreguen dichas plazas y se revise la baja, mediante amagos, de igual número de trabajadores, a fin de que reciban las prestaciones que por ley tienen derecho, por más de 30 años de servicio.

Los integrantes de la Unión de Bomberos Jubilados y Pensionados denunciaron que el líder y el comité ejecutivo del sindicato tenían acuerdos con la administración pasada para negarnos las plazas.

Por ello decidimos realizar esta concentración pública, donde apoyamos la designación de Juan Manuel Pérez Cova como nuevo director de los bomberos, para que recuperemos esas plazas y las puedan ocupar nuestros familiares, como se establece en el contrato colectivo de trabajo.

Juan Carlos Hernández, representante de la comisión que ingresó a entregar un oficio, acompañado de personal de las direcciones generales de Gobierno y Atención Ciudadana de la jefatura de Gobierno, señaló que las autoridades se comprometieron a atender sus demandas y en fecha próxima se comunicarán con ellos para instalar mesas de diálogo.

Confió en que sus demandas sean resueltas y esta persona, que nos obligó a vender calendarios, a juntar firmas para ser constituyente y otras irregularidades, sean suficientes para quitarlo y acabar con la corrupción que impera.

Para José Dael Vázquez Cirerol, ex jefe en la estación Azcapotzalco, es tiempo de que se ponga un alto a esta persona, que ha afectado una institución como los bomberos, quienes a diario arriesgan su vida por otros, para beneficio propio.