Lunes 14 de enero de 2019, p. 5
El 69 por ciento de los adultos mayores de 65 años carecían de pensión del IMSS o Issste en 2016. Este rezago ha sido histórico, por lo que en 2001, Andrés Manuel López Obrador, como jefe de gobierno del entonces Distrito Federal, puso en marcha el primer programa de apoyo para los ancianos.
La estrategia fue señalada como populista y con tintes electorales por el PAN y el PRI, pero fue un alivio para 385 mil personas. Después la acción se extendió a nueve entidades y a escala federal.
En 2005 el entonces presidente Vicente Fox consideró injusto que se otorgara este apoyo de 600 pesos, ya que dijo que quienes laboraban con sus impuestos pagaban la pensión y con esos recursos se podrían hacer otras cosas. Un año después, anunció la entrega de 250 pesos para adultos de 70 años y más.
Conocida por los ancianos como la tarjeta de López Obrador
, ahora el gobierno federal relanza la estrategia como pensión universal. Hasta 2018 el programa federal, denominado 65 y Más, llegaba a 5.1 millones de personas, a las que se les otorgaban 580 pesos a cada una al mes. Ahora serán mil 275 pesos mensuales.
De la población de 65 años en adelante, hasta 2016 apenas 31 por ciento contaba con una pensión contributiva y los deciles más bajos eran los más desprotegidos. El 60.2 por ciento de los adultos mayores en el decil 10 contaba con una pensión, pero el porcentaje era de sólo 1.9 para el de menores ingresos, señala la Evaluación Estratégica de Protección Social, del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
El 7.8 por ciento de los mexicanos en 2016 tenía 65 años o más, alrededor de 9.6 millones de personas. De ellas, 41.1 por ciento se encontraba en pobreza (34.6 en pobreza moderada y 6.6 en extrema) y 14.4 por ciento carecía de seguridad social.
Con el cambio que ahora se planteó, el programa contribuirá a detener el avance de la pobreza, ya que una de las estrategias en países desarrollados para atender a grupos vulnerables es apoyar a este sector, consideró Genaro Aguilar, experto de la Escuela de Economía del Instituto Politécnico Nacional.
Desde el punto de vista económico, consideró que debido a que los adultos mayores son personas que trabajaron formal o informalmente por mas de 30 años, la filosofía es que detrás de estos programas se reconoce que son personas que contribuyeron a la construcción de una nación, son programas que si no son de vanguardia, son vigentes porque atienden a un sector muy importante para detener el avance de la pobreza
, indicó en entrevista.
El mayor porcentaje de los adultos que no cuentan con pensiones contributivas o no contributivas: 61.1 por ciento son mujeres, es decir, un millón 527 mil personas. En 2017 del total de la población nacional ocupada, 5.2 por ciento, más de 2.5 millones de personas, eran mayores de 65 años. Y de estos ancianos que aún trabajan, apenas 9.7 por ciento (266 mil 184 personas) tenían acceso a instituciones de salud por parte de su empleador, refiere el Coneval.
Hay programas similares en Durango, Guerrero, Ciudad de México, estado de México, Jalisco, Nuevo León, Sonora, Veracruz y Zacatecas.
En México, la pirámide poblacional actual muestra un aumento en el segmento de adultos mayores, y se espera que en 2050 la relación entre esta población y los menores de 15 años sea de 79 por 100, con una esperanza de vida de aproximadamente 81 años para las mujeres y 77 años en el caso de los hombres.