Termina 1-0 el duelo de escasos fogonazos en el estadio Azteca
Domingo 13 de enero de 2019, p. a31
La fe es renovable para los aficionados del futbol. Sobre todo si se eligió un equipo como Cruz Azul que tras el torneo donde volvieron a morir en el límite del título, de nuevo tienen la esperanza de que este año se termine la larga sequía. Pero en la segunda jornada del Clausura 2019, La Máquina perdió de forma inesperada por 1-0 ante Chivas en el estadio Azteca.
No es que fuera un duelo aguerrido sino más bien de fogonazos y que por momentos invitaba a la somnolencia. Chivas peleaba, pero tampoco es que tuviera a los celestes contra las cuerdas.
Una jugada bien trabajada, retrasada para abrir el área como en un manual, y la oportuna llegada de Ronaldo Cisneros para empujar el 1-0 a los 78 minutos.
Suficiente para recordarles que los miedos también reviven desde lo más profundo.
Emoción a los 10 minutos
Chivas tocó su primera pelota casi a los 10 minutos de juego y por poco le hacen daño a La Máquina. Alexis Vega, un engrane efectivísimo en ese mecanismo rojiblanco, recibió el esférico y se encarriló por la izquierda, Alan Pulido cerraba la pinza, pero no completó la jugada ante una escasa afición.
Los rojiblancos se crecieron en gran parte del primer tiempo. Empezaron a buscar variantes; Cruz Azul no encontraba cómo meterse a la disputa. El nuevo celeste, Orbelín Pineda, tocaba lel balón cada que lo tenía cerca de los botines. Sus ex aficionados rojiblancos lo abucheaban como si fuera responsable de los colores que ahora defiende.
Al volver a la segunda parte, La Máquina dio visos de mejoría. Elías Hernández remató al arco de Raúl Gudiño, quien tuvo que estirar el esqueleto para apenas echar afuera el disparo. Chivas perdió fuelle, pero tuvo algunas posibilidades, cada vez más escasas. Un córner que cabeceó Jair Pereira, pero que se encontró enfrente a un oportuno Chuy Corona que impidió el primer tanto de la noche.
Como si la jugada previa hubiera sido un vaticinio, Chivas corrigió. Esta vez recuperan la pelota Pulido y Carlos Cisneros. En el área estaba otro Cisneros, pero de nombre Ronaldo, y, haciendo honor a un nombre legendario en el balompié mundial, empujó sin titubeos el esférico para abrir el marcador para Chivas. La Máquina termina descompuesta cada que un imprevisto los golpea y despiertan los viejos miedos celestes.