El trato está cerrado: Gerardo Martino firmó por cuatro años para dirigir a la selección mexicana en el ciclo mundialista de Qatar 2022 y será presentado este lunes en las instalaciones del Centro de Alto Rendimiento (CAR).

Tata Martino se reunió este domingo en un desayuno con Yon de Luisa, presidente de la Federación Mexicana de Futbol, y con Guillermo Cantú, director general del organismo, para concretar el acuerdo con el que tomará las riendas del Tricolor.

El meticuloso estratega no ha perdido tiempo en su planeación y desde que llegó el sábado en la mañana a México se resguardó en el CAR para conocer las instalaciones donde entrena la selección, a diferencia de otros entrenadores, que solían hospedarse en un lujoso hotel de Santa Fe.

El timonel tendrá siete ayudantes, de los cuales la mayoría lo han acompañado en otros proyectos. Jorge Theiler, Sergio Giovagnoli y el ex guardameta Norberto Scoponi serán los más cercanos al trabajar como auxiliares, mientras Juan Manuel Alfano y Rodolfo Paladini serán preparadores físicos y Néstor Piñero de porteros. Damián Silvero fungirá de analista táctico y de video.

Scoponi ha sido cercano a Martino desde que estuvieron juntos en el club argentino Newell’s Old Boys, con el que fueron campeones en tres ocasiones. El ex cancerbero de Cruz Azul será clave en la relación del timonel con el balompié mexicano, debido a la experiencia que tuvo como auxiliar técnico en Santos, Tijuana, Morelia, Pachuca y América.

El debut de Martino con el Tricolor será el 22 de marzo en un amistoso ante Chile, en San Diego, y cuatro días después se medirá a Paraguay, plantel que es dirigido por Juan Carlos Osorio, ex timonel de la escuadra mexicana.

El argentino llega procedente del Atlanta United, con el que fue campeón de la MLS, convirtiéndose en el primer entrenador sudamericano que levanta el trofeo de la liga de Estados Unidos. Se trató de su octavo cetro de liga, después de coronarse en Paraguay, Argentina y de ganar la Supercopa de España con el Barcelona.

Martino no es un improvisado en dirigir selecciones. Entre 2006 y 2011 hizo un extraordinario trabajo al frente de Paraguay al llegar a la final de la Copa América 2011.

Más tarde asumió el banquillo de Argentina, con la que jugó las finales de la Copa América 2015 y 2016, en las que cayó ante Chile. Apenas unos días después de perder el segundo duelo contra los chilenos, presentó su renuncia.