Brasilia. El presidente de Brasil, el neofascista Jair Bolsonaro, afirmó este jueves que espera atraer rápidamente inversiones por unos mil 800 millones de dólares mediante concesiones a la iniciativa privada para la construcción de 12 aeropuertos, cuatro terminales portuarias y una vía férrea.

Con la confianza del inversor en condiciones favorables a la población rescataremos el desarrollo inicial de la infraestructura de Brasil, comentó en un tuit, poco antes de reunirse por primera vez con sus 22 ministros en el Palacio de Planalto para fijar los primeros pasos de su gobierno.

Entre los aeropuertos que se otorgarán en concesión están los de las capitales regionales de Recife, Maceió y Aracajú, en el este del país; Vitória, en el sureste, y Cuiabá, en el centro-oeste. En noviembre pasado la Agencia Nacional de la Aviación Civil aprobó las bases jurídicas para la concesión de los aeropuertos mencionados por el mandatario, por lo que todos serán licitados en marzo.

El nuevo ministro de Infraestructura, Tarcisio Gomes de Freitas, afirmó en diciembre pasado que en los próximos tres años y medio, el gobierno pretende la concesión a la iniciativa privada de toda la red de la Empresa Brasileña de Infraestructura Aeroportuaria.

La mayoría de las concesiones a las que hace referencia Bolsonaro, quien asumió la presidencia el pasado martes, fueron aprobadas durante el gobierno de su antecesor, Michel Temer (2016-2018). Durante esa gestión se creó un ambicioso plan de privatizaciones en 2017 que pretendía recaudar, según evaluaciones, hasta 12 mil 700 millones de dólares antes del final de su mandato.

El programa electoral de Bolsonaro prometía reducir la deuda pública 20 por ciento mediante privatizaciones, concesiones y la venta de propiedades públicas. El nuevo ministro de Hacienda, Paulo Guedes, anunció el miércoles pasado que pondría énfasis en reducir los gastos públicos y en acelerar las privatizaciones, lo que provocó entusiasmo en los mercados.

En el terreno internacional, Bolsonaro comentó este jueves que podría discutir en un futuro la instalación en territorio brasileño de una base militar de Estados Unidos, con el que busca una estrecha alianza.

Mi aproximación con Estados Unidos es económica, pero también puede ser bélica, podemos tener acuerdos dirigidos a esa cuestión, dijo el ex militar de 63 años a la cadena SBT, en su primera entrevista televisiva tras ser investido.

Aseguró que Brasil no quiere tener un súper poder en Sudamérica, pero que entiende que sí debe tener la supremacía. Al preguntarle sobre la posibilidad de instalar una base estadunidense en territorio brasileño, apuntó: Quién sabe si debamos discutir esa cuestión en el futuro.

Como parte de los nuevos alineamientos diplomáticos de su gobierno, el presidente neofascista se reunió el miércoles pasado con el secretario estadunidense de Estado, Mike Pompeo, con quien se comprometió a incrementar la cooperación en el ámbito de los negocios, la seguridad y en el combate a los regímenes autoritarios de Venezuela y Cuba.

Además, mostró su preocupación por maniobras militares que realizaron a principios de diciembre Caracas y Moscú en suelo venezolano, para los cuales fueron desplazados bombarderos rusos, en ejercicios que fueron muy criticados en la región.

En la entrevista también confirmó el traslado de la embajada brasileña en Israel a Jerusalén y restó importancia al posible boicot comercial del mundo árabe.

Tras la primera reunión del gabinete ministerial del nuevo gobierno, Onyx Lorenzoni, ministro jefe de la Casa Civil, anunció en conferencia que se limpiará la casa y se retirará de sus cargos de confianza a quienes no estén alineados ideológicamente con la nueva administración neofascista.

La ministra de la Mujer, la Familia y los Derechos Humanos, Damares Alves, pastora evangélica de 54 años, fue criticada en redes sociales por decir en un video casero: ¡Atención, atención! Es una nueva era en Brasil: los niños visten de azul y las niñas de rosa.

El nuevo gobernador de Río de Janeiro, Wilson Witzel, se mostró partidario de clasificar como terroristas a los narcotraficantes y los criminales que llevan armas largas, para aislarlos en una cárcel al estilo de la prisión estadunidese de Guantánamo.