Lunes 10 de diciembre de 2018, p. 9
Tijuana, B.C., La hondureña Rachel Rivera, de 19 años de edad, aprovechó un hueco en la tierra aledaño a la malla metálica que se ubica en la zona de Playas de Tijuana para cruzar a Estados Unidos. Por ahí introdujo también a su hija Charlot, de tres años, con quien huyó de la violencia doméstica a la cual su marido las sometía. Con la pequeña en brazos caminó hasta donde se encontraban elementos de la Patrulla Fronteriza y se entregó a ellos.
El pasado primero de diciembre, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios clausuró el albergue instalado en el deportivo Benito Juárez, llovió durante tres días y quienes ahí se alojaban terminaron mojados, entre el lodo. El 4 de diciembre, Rachel se fue a Playas a buscar cómo cruzar la frontera. El fotógrafo Hans-Maximo Musielik la captó cuando agentes de la Patrulla Fronteriza la escoltaban en territorio estadunidense.
Decenas de miembros de la Caravana Migrante hicieron lo mismo que Rachel, y buscaron entregarse a las autoridades de Estados Unidos con la esperanza de iniciar su proceso de asilo en ese país.
¿Dónde están los 8 mil migrantes que llegaron a Tijuana? En El Barretal sólo hay 2 mil 500 y en la calle 5 de Mayo hay alrededor de 400, según el más reciente recuento de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos.
Durante una reunión de coor-dinación celebrada este fin de semana, en la que participaron los tres niveles de gobierno, se informó que un reporte que les hizo llegar la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza estadunidense indica que del 13 de noviembre al 6 de diciembre, en la frontera que corre de San Ysidro (California) a Yuma (Arizona), fueron detenidos 2 mil 109 centroamericanos. Muchos de ellos cruzaron para entregarse a las autoridades. De éstos, 929 eran hondureños; 902, guatemaltecos, y 277, salvadoreños.