Opinión
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La muestra

Un asunto de familia

U

na familia elegida. Después de El tercer asesinato, su reciente y notable incursión en el thriller policiaco, el japonés Hirokazu Kore-eda retoma en Un asunto de familia (Shoplifters, 2018) su exploración de ambientes domésticos y relaciones de parentesco que volvieron tan entrañables a títulos como De tal padre, tal hijo (2013), Nuestra pequeña hermana (2015) y la estupenda Tras la tormenta (2016).

Esta vez, sin embargo, el giro narrativo es provocador y muy novedoso. En lugar de la disección de un núcleo familiar tradicional, con todas sus disfunciones y reacomodos afectivos, lo que ahora se propone es el clan de una familia virtual, sin nexos sanguíneos, al parecer tan sólo unida por las faenas compartidas del delito menor (robos en tiendas y pequeños fraudes), que es estrategia de supervivencia ante empleos mal pagados y también una forma inusual de estrechar los vínculos afectivos entre seres marginales. Una manera de entender la franqueza sentimental a través del desplazamiento de un concepto de familia biológica a ese otro que el escritor estadunidense Armistead Maupin acuña en Logical Family: a Memoir, su novela más reciente, como familia lógica en el mundo de los parias, una suerte de familia ampliada, libremente elegida.

Resulta fascinante el modus operandi del clan de los Shibata: todos participan en el latrocinio diario, desde la abuela, aparentemente inofensiva, pero de malicia insondable, hasta Osamu (Frank Lily, estupendo), el pretendido padre de familia, su esposa, sus dos hijos y una recién llegada, la pequeña niña abandonada Juri que el clan familiar recoge de la calle en un espontáneo desprendimiento solidario para integrarla paulatinamente al grupo de delincuentes hermanados de un modo tal vez parecido a como cada miembro hizo a su vez su primer arribo.

Los Shibata tienen, como pequeña mafia doméstica, sus propios códigos secretos, su lenguaje de señas en el momento de los hurtos, sus estrategias de disimulo ante el peligro, su perfeccionamiento de la mentira como una oratoria improvisada, pero sobre todo, un código de lealtad que parece estar a toda prueba hasta que las circunstancias adversas obliguen tal vez a cuestionarlo todo. Un asunto de familia posee una impecable estructura narrativa y dosis muy equilibradas de drama sentimental y humorismo, sin caer un solo instante en la sensiblería. El aventajado discípulo de Yasujiro Ozu en el manejo de asuntos familiares ofrece en esta nueva cinta un vuelco de malicia y frescura. Ante la quiebra de una empatía real por parte de las autoridades y las limitaciones de una moral familiar estrecha, los simpáticos malhechores de la cinta de Kore-eda proponen algo más generoso y complejo: la vitalidad de una familia alternativa donde la sinceridad emocional parecería ser el valor supremo. Palma de Oro en el pasado Festival Internacional de Cine de Cannes.

Se exhibe en la sala 3 de la Cineteca Nacional. 14:45 y 20 horas.

Twitter: @CarlosBonfil1