Próxima reunión, en 2020, será en Andorra
Sábado 17 de noviembre de 2018, p. 16
Antigua. Los 13 jefes de Estado y 10 vicepresidentes o cancilleres que participaron en la 26 Cumbre Iberoamericana se despidieron ayer por la tarde luego de una jornada maratónica de 24 discursos, entre ellos el de Rebeca Grynspan, secretaria del órgano permanente, alma y motor de este mecanismo de la diplomacia multilateral, con la promesa de volver a reunirse dentro de dos años en el principado de Andorra, una pequeñísima nación enclavada en los Pirineos entre España y Francia.
Esta fue, quizá, la resolución más relevante, ya que los documentos que resultaron de la cumbre –una declaración final, un listado de resoluciones y un plan de acción con más de 30 objetivos– no aportaron mucho más al papeleo y el enunciado de propósitos y proyectos.
Lo más novedoso, quizá, fue la mención que mereció el tema migratorio en el documento de las resoluciones, en el que los gobiernos firmantes se comprometen a privilegiar una perspectiva solidaria y cumplir el Pacto Mundial para una Migración Segura, Ordenada y Regular, respetando los derechos humanos de todos los migrantes, con independencia de su condición migratoria, y promoviendo su inclusión en los paí́ses de destino
.
En la sesión plenaria quedaron fuera de los discursos los temas políticos y polémicos que son reflejo de una región cruzada por conflictos y cambios radicales de conducción en varios de ellos. Lejos de la enjundia con la que varios de los mismos gobernantes y cancilleres –México entre ellos– cierran filas en contra de Venezuela, por ejemplo, hoy predominó un aséptico acuerdo tácito de no confrontación.
Si acaso, el presidente de Corta Rica, Carlos Alvarado, hizo mención de su preocupación por las crisis humanitarias y de gobernabilidad que, dijo, afectan a los países gobernados por Daniel Ortega y Nicolás Maduro. Aseguró que el diálogo en esas dos naciones ha quedado como un eco que retumba únicamente en los corazones de quienes hoy lloran con dolor por una sociedad justa e igualitaria, para lograr así una democracia
.
Ello dio pie para que los cancilleres de Venezuela, Jorge Arrieza, yerno del extinto Hugo Chávez, y Denis Moncada, de Nicaragua, protestaran, en su turno, por una declaración que consideraron injerencista.
Costa Rica utiliza
a Venezuela y Nicaragua como cortinas de humo para distraer a sus ciudadanos de los problemas que los afectan
, dijo el venezolano.
Las palabras finales fueron de Antoni Martín, el entusiasta primer ministro de Andorra, quien se vio muy optimista de que esta reunión cumbre constituyó un importante aliciente para fortalecer el multilateralismo que en los últimos años, dijo,ha perdido fuelle
.