Selección nacional femenil vence a EU
Jueves 15 de noviembre de 2018, p. a11
Con la promesa de un trabajo que le permitiera ayudar a su familia, Leonardo Patistán llegó con 14 años de edad a Ciudad de México, proveniente de Chiapas. Al llegar, tuvo un empleo de vendedor ambulante duró poco, pero el futbol se convirtió en una oportunidad para entrar en un proyecto de apoyo y ser parte de la selección mexicana que disputa la Copa Mundial de Homeless en el Zócalo capitalino.
El empleo que le prometieron a Leonardo consistía en ser vendedor callejero de cacahuates y semillas en la zona norte de la capital con una paga de 150 pesos diarios. La estabilidad fue efímera y de manera repentina se quedó en septiembre pasado sin trabajo y solo en una urbe desconocida.
Al principio estuvo bien, lo que me pagaban era mucho más de lo que podía ganar en mi pueblo, San Juan Chamula, pero como al año, la gente que me trajo me dijo que ya no me necesitaba y me dejó sólo, en la calle
, recordó Leonardo, quien aún muestra inocencia en su mirada.
Yo buscaba el trabajo porque tenía la necesidad, desde los 12 años he tenido que trabajar. Hubo un momento en el que me arrepentí de haber venido a la capital, pero ahora que estoy en el programa (de Homeless) espero ganarme una beca para estudiar, porque no tuve esa oportunidad con mi familia
, dijo con timidez.
Ricardo Cabal, ex jugador del torneo De la Calle a la Cancha y ahora parte de la fundación que organiza el encuentro, invitó a Leonardo a formar parte del plantel para evitar que viviera en situación de calle, tal como él mismo sufrió.
No tenía casa, andaba vagando, me drogaba, cuando llegué a los torneos estatales tuve un apoyo y cambié, porque este programa se trata de inclusión, que dejen la calle y ayudarlos a encontrar un trabajo
, narró Cabal, quien logró rehabilitarse y ahora es parte del grupo que recluta a jóvenes para que se incorporen al programa de De la Calle a la Cancha, la eliminatoria nacional para el torneo internacional de Homeless.
Ahora apoyo a ligas formativas para jóvenes en situación de calle, damos entrenamientos a niños que fueron abandonados, que están en situación vulnerable. Con este torneo de futbol cambió mi mentalidad, ya tengo una hija y una casa
, afirmó con una mezcla de orgullo y humildad.
Bajo un intensa lluvia y aire helado que golpeó a Ciudad de México, Mónica Sánchez, jugadora de la selección femenil mexicana, no se acobardó al saltar a la cancha y con gran habilidad atajar los disparos del rival y vencer 12-4 a Estados Unidos, en la segunda fecha del certamen.
Sánchez sufrió desde niña violencia intrafamiliar, su padre padecía alcoholismo y con frecuencia la golpeaba a ella y su madre. La dolorosa situación la llevó a dejar sus estudios y seguir el amargo camino que le mostraron en casa.
Cuando yo tenía 17 años consumía mucho alcohol por todos los problemas que tenía en mi casa, me sentía sola y la soledad te lleva al alcohol, a los vicios; por el futbol pude salir adelante
, reveló con tono suave y en el que aún se filtra la aflicción.
Después de cuatro años de esfuerzo para ser parte de la selección tricolor, la joven portera ahora se siente satisfecha de ser parte del representativo que busca el cuarto título para México en la categoría femenil.
Es una responsabilidad grande, todas las jugadoras que pasaron por este proceso se esforzaron al máximo, tenemos que defender el título para que se quede en casa
, aseveró Mónica, quien ahora pretende cumplir otro reto: entrar a la universidad y apoyar a personas que enfrentan una situación similar a la que padeció.