Viernes 2 de noviembre de 2018, p. 24
Buenos Aires. El presidente argentino, Mauricio Macri, prometió este jueves endurecer los controles migratorios, en momentos en que una ola de xenofobia especialmente marcada en los medios de comunicación que interactúan con el gobierno se extiende por todo el país a partir de la detención indebida de cuatro extranjeros, dos venezolanos, un paraguayo y un turco durante la represión contra manifestantes que intentaban llegar al Congreso el pasado 19 de octubre.
Ninguno de los cuatro detenidos participaba en la protesta, pero las fuerzas de seguridad barrieron
las calles llevándose a quien se encontrara en un radio de 20 a 30 cuadras de donde comenzó la represión, cuando miles de manifestantes fueron impedidos de llegar a la Plaza de los Dos Congresos para expresar su repudio al presupuesto 2019 presentado por el gobierno, que profundiza el ajuste y afecta gravemente áreas sensibles como salud, educación, vivienda e incluso la soberanía, ya en crisis.
Además, Macri anunció el aumento de varios impuestos y ratificó el modelo económico que impone el Fondo Monetario Internacional, (FMI) al advertir que será todo muy duro, pero que es necesario para el país, sostuvo que no hay un escenario de despidos masivos
y celebró que la inflación va a la baja. Estoy convencido de que estamos haciendo lo correcto. Vamos a tener equilibrios estructurales que no teníamos
, dijo.
Esto, a pesar de que en días recientes los despidos masivos se han multiplicado con el cierre de varias fábricas importantes y cuando los propios organismos oficiales y hasta el FMI advierten sobre la inflación que crece en forma desmedida.
Durante una conferencia de prensa en Córdoba, ciudad que visitó este jueves, se ocupó muy especialmente de la política migratoria y sugirió ver cómo son las reciprocidades, porque Argentina tiene una generosidad absoluta, pero hay que ver los demás países
. El discurso contra los migrantes, que viene desde hace tiempo, incluso de cuando Macri era intendente de la Ciudad de Buenos Aires, resurgió y se activó aún más desde el polémico triunfo de Jair Bolsonaro en Brasil, lo que envalentonó a los sectores más derechistas del país, entre ellos a los funcionarios del gobierno, como la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich.
Esta funcionaria es quien apresuradamente se expresó en favor de una deportación inmediata de los cuatro extranjeros
detenidos, a los que acusó de haber intervenido en acciones contra la policía, que comenzó la represión que dejó varios heridos y 27 arrestados. Pero quedó comprobado que los dos venezolanos, el turco y el paraguayo aprehendidos se encontraban en el lugar de manera circunstancial.