Miércoles 31 de octubre de 2018, p. 16
La abulia predominó ayer en la comparecencia de Otto Granados Roldán en la Cámara de Diputados. Durante más de cinco horas, el salón de sesiones estuvo prácticamente vacío y los pocos legisladores presentes se dedicaron a la charla entre curules.
En ese ambiente, y al responder a la exigencia de reconocer el fracaso de la reforma educativa
, el titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP) respondió: no es mi reforma
.
Los propios diputados reconocieron en tribuna que se trató de una comparecencia aburrida, que inició a las 11 horas y se alargó después de las seis de la tarde, porque la mesa directiva concedió, al concluir las tres rondas del formato, que 60 diputados más leyeran opiniones finales.
En ese frenesí de intervenciones y con su texto en mano, José Luis Luna Montalvo (PT), afirmó que la evaluación para el funcionario es no apto
y, por lo tanto, le demandó deje el cargo ¡a partir del 30 de noviembre!
El traspié del petista desató las risas, incluso del propio Granados, que alzó los hombros y extendió los brazos ante la obviedad de que ese día concluye el sexenio.
Ante el corte que tomó la comparecencia, de desatención mutua cuando respondía en la tribuna las críticas a la reforma, Granados Roldán se encontró un hilo en la manga izquierda de su saco. Si comparamos con los pasados dos sexenios, la inversión en infraestructura es 327 por ciento más
, dijo mientras con el índice y el pulgar derechos jalaba el hilo, hasta que lo desprendió.
Al mismo tiempo que lo hizo bolita y lo tiraba, abundó: No es mi reforma. Nació del pacto por México, la acordaron y formularon los partidos, en particular en ese momento los más grandes. Es una reforma aprobada por consenso pluripartidista
.
El funcionario atribuyó a los gobernadores la falta de inversión para reducir las carencias de muebles, agua, energía eléctrica y bardas en los planteles del país.
Hasta el pie de la tribuna, un grupo de diputados de Morena llevó pancartas contra la política educativa de este sexenio. Luego, clamaron: ¡Ya cayó, ya cayó, la reforma ya cayó!