México debe demostrar su calidad humanitaria ante los solicitantes de refugio y no cerrarles la puerta, señaló Andrés Ramírez Silva, próximo director de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar).

No se trata, dijo, de ser blandengues y abrir la puerta a todos y a todo, pero sí tener la capacidad de analizar cada una de las historias de los peticionarios.

En principio, precisó, será necesario fortalecer la Comar y mejorar la calidad del proceso de eligibilidad de la condición de refugiado.

“No se trata de responder ‘ahora todo mundo va a entrar y se le va a abrir la puerta, incluida la delincuencia’, porque eso sería un tema de seguridad nacional, sino de dar entrada y reconocimiento a las verdaderas víctimas de persecución, conflicto y violencia generalizada”, explicó.

También se establecerá una coordinación efectiva con el Instituto Nacional de Migración.

México, que tanto se ha vanagloriado de ser un país de tradición y solidaridad con los refugiados, no puede vivir de su fama; hay que demostrarlo con una reacción, prevención, calidad profesional y humanitaria a la altura de las circunstancias, comentó a La Jornada quien será el responsable de la Comar a partir del primero de diciembre.

Ramírez Silva es licenciado y doctor en economía por la Universidad Nacional Autónoma de México, y maestro en sociología por la Universidad Autónoma Chapingo. Además de su carrera académica en Coahuila y en las casas de estudio referidas, fue por tres décadas funcionario del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) en Campeche y Chiapas, y luego oficial de campo para la emergencia en Ruanda, Ginebra, Suiza, Nueva York, Costa Rica, Venezuela, Ecuador, Afganistán, Brasil y Panamá.

Es así que más de la mitad de su vida ha sido investigador, conferencista y funcionario en el tema de protección internacional. Pese a su experiencia en el tema, admitió que ahora llegará a una oficina compleja que requiere urgentemente un fortalecimiento operativo.

No soy mago; se estará heredando una situación compleja. No sólo hay (en Comar) casos acumulados, sino tendencia al alza. Lo que estamos viviendo (caravanas de migrantes) es la punta del iceberg; esto puede continuar y aumentar, dijo.

Fuentes de la Secretaría de Gobernación informaron que la Comar se encuentra sin titular desde hace tres semanas tras la salida de Elizabeth Cataño.

La Comar tiene una partida presupuestal de apenas 25 millones de pesos, dedicados al pago de la nómina, y sólo cuenta con 20 especialistas en eligibilidad en todo el país para atender un cúmulo de más de 15 mil solicitudes de refugio presentadas en los primeros ocho meses de 2018, según datos recabados.

Al respecto, Ramírez Silva dijo que la situación de Comar es precaria y urge mejorarla, pero también dejar en claro que nuestro país tiene responsabilidades y compromisos por ser firmante de instrumentos internacionales en materia de protección.

Igualmente tiene capacidad para recibir a un flujo de refugiados de unos cuantos miles, si se toma en consideración el tamaño de su población y del producto interno bruto, destacó.

No es un asunto de asumir una posición de magnánimo o de dadivoso; es un compromiso en materia de derechos humanos, dijo.