Construida para generar placer, Homo Box Machina es una maquinaria multimedia y tecnológica que no requiere de actores, diálogos ni aplausos.

En este inusual y hedonista espectáculo, el espectador se sumerge en diversos mecanismos del placer, inspirados en el erotismo, la fantasía, la contemplación o, incluso, la violencia.

Se trata de una obra que se sustenta en la magia de los mecanismos teatrales, así como en la importancia de la construcción de significado de placeres estéticos, expresó en entrevista Daniel Primo, quien dirige el montaje junto con Caín Coronado.

La propuesta surgió de la inquietud de hacer una obra de teatro que no tuviera como figura central al actor, además de basarnos en la premisa de exacerbar este arte, su maquinaria y a las personas que están detrás de las obras, es decir, los técnicos.

A lo largo de nueve escenas construidas de forma abstracta, se observan objetos, pantallas, telones, humo, iluminación; además, hay un diseño sonoro especial.

Este proyecto vivo, en el cual participaron cinco dramaturgos, se desarrolla con videomapping y múltiples mecanismos de tramoya. Cada escena es un cuadro audiovisual conformado por un diseño sonoro envolvente con música original y distintos ejes estéticos y conceptuales.

Erotismo, violencia y ego

Con todos estos elementos intentamos que el espectador se haga responsable de las emociones que suceden en escena, señaló el director. Es una exploración del placer visto desde el humano y el cual se aborda desde distintas facetas, como el erotismo, la violencia, el hedonismo o la exacerbación del ego en uno mismo.

No es una puesta en escena didáctica, enfatizó Daniel Primo, pero sí está enfocada en producir emociones en el público a partir de estímulos audiovisuales.

El montaje impacta a los espectadores, porque es algo distinto a lo que normalmente se conoce, en forma y concepción. Además, tiene momentos poderosos a nivel emotivo y con reacciones inesperadas.

Otro aspecto es que al no haber actores tampoco esperamos los aplausos, incluso provoca una revisión sobre la idea que se tiene de ir al teatro, porque deconstruye la forma clásica-moderna de este arte. Sin duda, es una experiencia más cercana a la tecnología, al vértice y la vorágine mediática que actualmente vivimos.

Homo Box Machina, producida por Karla Sánchez, está en permanente evolución y materialización con la colaboración colectiva de más de 40 personas de ocho estados del país, incluido el de diseñadores Engranaje Invertebrado y la compañía El Rinoceronte Enamorado.

La máquina de placeres estéticos se construyó con un giroscopio (una plataforma con estructura de metal y manivela de cuatro aros metálicos), persianas y gasa, además de diversas pantallas: solar girable, moleculares (redondas de diversos diámetros), cónica (de manta tridimensional), de retroproyección y una multipantalla; donde además destaca un gran equipo de iluminación y audio.

Se espera, refieren los creadores, que con este complejo diseño multimedia se podrá responder, por ejemplo, si existe Eros en la Interfaz.

Homo Box Machina, ensayo escenotécnico acerca del placer, se presentará desde mañana todos miércoles hasta el 28 de noviembre en el teatro Rafael Solana, del Centro Cultural Veracruzano, localizado en Miguel Ánguel de Quevedo 687, Coyoacán.