Pemex: deuda sobre deuda
// Débito para cubrir intereses
ndeudado hasta la coronilla, el futuro inmediato de Petróleos Mexicanos será… endeudarse más, de acuerdo con la proyección de la propia empresa productiva del Estado, de tal suerte que, como dice la canción, de aquel chorro de voz sólo le queda un chisguete
.
La otrora gran paraestatal, orgullo nacional y garante de la enorme riqueza petrolera del país, es exprimida por tres vías: la de la Secretaría de Hacienda, que fiscalmente la saquea, al tiempo que le recorta el presupuesto; la de los inversionistas extranjeros y nacionales, que se quedan con lo mejor del pastel, y la de la banca privada (nacional y foránea) que le saca las tripas por el cobro de intereses de una deuda cada día mayor. Ello sin olvidar la brutal corrupción y la expoliadora dirigencia sindical.
Ese el resultado concreto de 36 años de política petrolera
, siempre orientada con fines privatizadores, los cuales, finalmente, se concretaron con la reforma
energética impulsada por el actual inquilino de Los Pinos y velozmente aprobada por un Congreso a modo.
Al próximo gobierno le heredan una empresa productiva del Estado herida de gravedad, totalmente deteriorada y con multimillonarias necesidades para reflotarla, de tal suerte que si no cambian las reglas del juego Pemex está condenada a desaparecer.
En vía de mientras, la empresa productiva del Estado comparte sus proyecciones: Pemex tiene una deuda considerable, contraída principalmente para financiar los gastos de inversión necesarios para llevar a cabo sus proyectos. Debido a su fuerte carga fiscal, el flujo de efectivo derivado de las operaciones de la empresa en años recientes no ha sido suficiente para fondear sus gastos de inversión, y otros, por lo que su endeudamiento se ha incrementado significativamente y su capital de trabajo ha disminuido.
La fuerte caída de los precios petroleros que inició a finales de 2014 ha tenido un impacto negativo en la capacidad de Pemex para generar flujos de efectivo positivos que, aunado a la fuerte carga fiscal para la entidad, han agravado la dificultad para fondear sus gastos de inversión, y otros. con el flujo de efectivo de sus operaciones.
A fin de desarrollar las reservas de hidrocarburos que tiene asignadas y amortizar los vencimientos programados de su deuda, Pemex necesitará obtener cantidades significativas de recursos de una amplia gama de fuentes de financiamiento, además de poner en marcha las medidas de eficiencia y austeridad necesarias.
Al 30 de septiembre de 2018, el monto total de la deuda de Pemex ascendió a un billón 993 mil 300 millones depesos. El 28.1 por ciento de la deuda vigente tiene vencimientos programados en los siguientes tres años. En esa misma fecha la empresa tenía un capital de trabajo negativo de 17 mil millones de pesos.
El nivel de endeudamiento podría incrementarse a corto o mediano plazos, por nuevas actividades de financiamiento o la depreciación del peso ante el dólar y podría tener un efecto adverso en la situación financiera, resultados de operación y liquidez de la empresa.
Para cumplir con las obligaciones de pago de su deuda y obtener recursos para sus inversiones, Pemex ha recurrido y podría seguir recurriendo a una combinación de flujos de efectivo provenientes de sus operaciones, desinversión en activos no estratégicos, disposiciones de líneas de crédito y endeudamiento adicional, incluyendo el refinanciamiento de su deuda vigente.
He allí la terrible realidad de Pemex, legado de seis gobiernos neoliberales, que con toda creatividad deberá enfrentar el gobierno de López Obrador si su intención es revivir a la otrora gran empresa mexicana.
Las rebanadas del pastel
Pues nada, que los muchos
acuerdos comerciales con otros países, presumidos por el gobierno de EPN, no han servido para mucho: en los primeros nueves meses de 2018, el déficit comercial de México sumó 10 mil 223 millones de dólares, y contando.