Nueva York. Un estadunidense blanco registrado como republicano con amplio historial criminal fue arrestado ayer cerca de Miami, sospechoso de ser el responsable de enviar, por lo menos, 14 artefactos explosivos a 12 críticos prominentes de Donald Trump, incluyendo otros cuatro más interceptados este viernes.

El presidente Trump alabó a las autoridades de seguridad pública, pero se quejó de que toda la atención sobre los explosivos estaba entorpeciendo el ímpetu de los republicanos a una semana de las elecciones intermedias.

Las autoridades federales arrestaron a César Altieri Sayoc Jr., de 56 años, en un centro comercial en Plantation, Florida, cerca de su casa en Aventura, al norte de Miami. También fue confiscada su camioneta, cuyas ventanillas estaban cubiertas de calcomanías pro Trump, una de una imagen de Hillary Clinton vista a través de la mira de un rifle y una antiCNN.

Artefactos interceptados

Todo esto ayer, mientras otros cuatro paquetes con artefactos explosivos fueron interceptados: uno enviado al senador Corey Booker, demócrata de Nueva Jersey; otro a la senadora Kamala Harris, demócrata por California; uno más a James R. Clapper, ex jefe de inteligencia nacional –éste remitido otra vez a las oficinas de CNN en Nueva York donde colabora, igual que el anteriormente dirigido a John Brennan, ex director de la CIA–, y el último a Tom Steyer, un prominente donante a las campañas electorales demócratas.

Al igual que los anteriores blancos de estos atentados –incluyendo el ex presidente Barack Obama, la ex candidata presidencial Hillary Clinton, el ex vicepresidente Joe Biden, el ex jefe de la CIA John Brennan, el filántropo liberal George Soros, el actor Robert de Niro, el ex procurador general Eric Holder y la representante Maxine Waters– todos los destinatarios son prominentes voces críticas contra el régimen de Trump y frecuentemente son atacados por el presidente y/o sus aliados.

El procurador general, Jeff Sessions, anunció que Sayoc fue acusado de cinco cargos, incluyendo amenazas al ex presidente y el envío por correo de explosivos. El director de la Oficina Federal de Investigaciones, Christopher Wray, informó que su agencia aún evalúa qué tan funcionales eran los artefactos, aunque sí contienen materiales peligrosos, y advirtió que podría haber más paquetes no detectados.

Las autoridades lograron rastrear a Sayoc después de encontrar una huella digital en el paquete que envió a la representante Waters y su identidad fue confirmada con tres muestras de ADN descubiertas en dos paquetes remitidos y la que tenía en fichas de arrestos anteriores. El historial criminal del acusado, quien está registrado como republicano, es amplio; empezó en 1991 e incluye acusaciones por robo, fraude, narcóticos y amenazas de emplear bombas, reportaron medios aquí.

Su profesión, según las fichas, es gerente, pero no se especifica de qué. Según algunas versiones obtenidas por The Washington Post y The New York Times, Sayoc había trabajado –o afirmaba haberlo hecho– en un club estilo chippendale, pero también había indicado que fue luchador libre profesional, jugador de futbol en Milán y fanático de fisicocultura.

En sus interacciones en las redes sociales revela su fanatismo por Trump y por las causas derechistas, incluyendo imágenes de él en un mitin del mandatario estadunidense, tuits felicitando al empresario (el presidente más grande que hayamos tenido jamás) por su cumpleaños, referencias a teorías de conspiración, entre ellas las que vinculan a Soros con causas liberales. Algunas personas que lo conocieron comentaron que hablaba de su odio racista contra afroestadunidenses, judíos, inmigrantes (aunque aparentemente su padre fue inmigrante filipino) y los gays.

Llamado a la unidad

En la Casa Blanca, Trump elogió a las fuerzas de seguridad pública federales y locales por el rápido arresto del sospechoso, condenó los actos y, consternando a muchos, reiteró que nunca deberíamos permitir que la violencia política se enraíce en Estados Unidos. Una vez más invitó a la unidad entre estadunidenses para demostrar al mundo que están unidos en paz y amor y armonía como ciudadanos estadunidenses y concluyó que no hay país como el nuestro, y todos los días estamos mostrando al mundo justo qué tan verdaderamente grandes somos.

Pero su mensaje fue envinado poco después con su usual impulso para fomentar la hostilidad y repetir lo que sus críticos señalan como retórica, que es nada menos que incitar a la violencia política. En un acto esta tarde, sonrió ante coros de su nombre y uno de sus lemas (Construyan el muro), y al criticar a globalistas, alguien gritó Soros y encarcélenlo (algo común en actos de Trump en los que varios enemigos provocan ese coro), y el propio Trump, riéndose, repitió con ellos encarcélenlo. Soros fue el primer blanco de estos atentados el lunes.

En el mismo acto criticó de nuevo a los medios por la forma en que cubren su presidencia. De hecho, en un tuit enviado a eso de las tres de la mañana, Trump fustigó una vez más a CNN por culparlo de motivar el envío de las bombas.

Poco antes del arresto, Trump ya se había quejado en un mensaje de Twittwe de que los medios estaban enfocados sobre esto de las bombas en lugar de las elecciones intermedias programadas para el 6 de noviembre, afirmando que los republicanos estaban avanzando muy bien y que con esta noticia “el ímpetu se desacelera mucho; las noticias no hablan de política… muy desafortunado”.

Por su parte, Clapper, el ex jefe de inteligencia nacional, señaló en CNN que no le sorprendía ser un blanco. Esto definitivamente es terrorismo doméstico, afirmó, y advirtió que “cualquiera que ha sido (…) crítico del presidente Trump públicamente necesita estar en alerta extra”.