Jueves 25 de octubre de 2018, p. 3
Huixtla, Chis., Los desplazados nicaragüenses constituyen el grupo menos numeroso del éxodo centroamericano que se propone cruzar México para llegar a la frontera con Estados Unidos. Pero aquí están y quizá sean los más organizados. Se nombran los autoconvocados
y vienen de los tranques (bloqueos), las barricadas y las marchas azul y blanco que desde abril estallaron en protesta contra el régimen de Daniel Ortega.
Idonia Molina es quien apunta en una lista a todos sus compatriotas para mantener cohesionado al grupo. El propósito de todos ellos, más de 20 hasta el momento, es llegar a Miami, donde se han desplazado varios nicaragüenses opositores.
La historia de la familia de Idonia es similar a la de muchos. Su padre, William Molina, fue combatiente sandinista. Fue él, recuerda la hija, quien disparó un roquet contra el búnker del dictador Anastasio Somoza desde el entonces hotel Intercontinental en Managua. Fue torturado en cárceles somocistas. Ella y su esposo, Lester Vázquez, eran niños durante los años de la revolución. Formaron una familia en los años posteriores en Diriamba. Y cuando el hijo mayor de ambos, Axel, cumplió 14 años y era estudiante de secundaria, lo encontraron manifestándose contra el gobierno en las barricadas. Y por protegerlo, pero también por convicción, nos unimos a su causa
, dice Lester. En su país la policía lo considera líder de los golpistas
y Axel fue baleado en una pierna. El adolescente realiza las grandes caminatas en muletas.
Aseguran que no vienen de las filas del somocismo ni se consideran golpistas. Pero sí esperan que algún día caiga el orteguismo.
Tres veces en mi vida voté por Daniel. Pero cuando quiso cambiar las leyes del seguro social y las pensiones nos afectó a todos. Yo entendí que nos había traicionado, y dije: hasta aquí.
Huyeron de su país porque una mañana de julio en la fachada de su casa apareció una pinta y decenas de volantes con fotografías de la familia: Se busca. Se dará recompensa a quien localice a estos golpistas hijos de puta. Plomo
.
Pasaron por cinco casas de seguridad bajo protección de la Comisión Permanente de Derechos Humanos de ese país hasta que lograron salir. Dos meses les tomó llegar a México y vieron en la caravana la única forma de caminar cobijados por la multitud hasta su destino.
Esta familia camina portando al frente la bandera de su país. Detrás de ellos se junta un nutrido grupo de jóvenes. Son de Jinotega. Todos ellos son perseguidos a partir de su participación en las protestas. Y ninguno considera como opción solicitar refugio en México.