Lunes 22 de octubre de 2018, p. 28
Managua. Con velas, banderas de Nicaragua y retratos de estudiantes y maestros presos, varias iglesias del país fueron escenario este domingo de oraciones por la libertad de unos 400 encarcelados en los pasados seis meses por protestar contra el presidente Daniel Ortega.
En la catedral Metropolitana de Managua, el vicario Rodolfo José López fustigó la ambición desmedida de poder
frente al ánimo de servir que pregonaba Jesucristo.
No caigamos en la tentación de los poderosos (...) El reino de Dios es de justicia y de amor, y el gran obstáculo para traerlo a la Tierra es la ambición desmedida de poder
, expresó.
Ante cientos de creyentes que colmaron el recinto, el sacerdote lamentó la terrible situación de nuestra patria
y pidió a Dios que ablande los corazones de los gobernantes para que liberen a los que están encarcelados y haya un cambio en el país
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Antes había criticado a quienes ejercen el poder matando, torturando y teniendo a esos jóvenes en la cárcel ilícitamente
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Nicaragua vive una grave crisis social que comenzó el 18 de abril con una protesta estudiantil contra una reforma al sistema de seguridad social que después se derogó, pero como hubo represión las manifestaciones se extendieron con la exigencia de la renuncia del presidente Ortega y un llamado a celebrar elecciones anticipadas.
El estallido social se agudizó y desde entonces el saldo es de al menos 200 muertos en las movilizaciones, según el gobierno, y 512 de acuerdo con dirigentes de organismos civiles defensores de los derechos humanos.
La oposición asegura que unas 400 personas –la mayoría estudiantes, docentes y líderes sociales– están encarceladas y son acusadas de delitos graves, como terrorismo y crimen organizado.
Al concluir la misa, decenas de asistentes se acercaron al altar al grito de: libertad
y justicia
; otros pedían por los presos y los torturados
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La policía prohibió las manifestaciones opositoras hace dos semanas y el pasado domingo arrestó a 40 personas que intentaban marchar en Managua, pese a que la Constitución consigna el derecho a la reunión pacífica y la libre movilización.
El obispo Silvio Báez ofició una misa en la parroquia San Francisco, también en la capital, en la cual llamó a purificar el ejercicio de la política, para construir un nuevo país, en el cual no haya ciudadanos de primera y de segunda clase, y los que gobiernan no estén ni fuera de la ley ni por encima de ella
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