Domingo 21 de octubre de 2018, p. 4
Las autoridades migratorias mexicanas aplicarán un procedimiento diferenciado a los migrantes hondureños que desde ayer ingresaron ordenada y legalmente
por la garita de la frontera, a quienes se les ofrecerán 45 días para tramitar sus solicitudes de refugio, y a los que, desconfiados de este beneficio o simplemente porque su intención no es permanecer en México, sino llegar a la frontera de Estados Unidos, dieron media vuelta, abandonaron el Puente Internacional que une a los dos países sobre el río Suchiate y cruzaron en balsas o incluso a nado para alcanzar territorio mexicano y volver a concentrarse en el parque central de Ciudad Hidalgo.
Ellos, que hasta la tarde de ayer superaban el millar, sí van a ser detenidos. Hay que cumplir con la ley. Una vez asegurados eventualmente se les va a aplicar el procedimiento de repatriación a Honduras
, explicaron los funcionarios del Instituto Nacional de Migración (INM) y de la Policía Federal (PF) apostados en el puesto fronterizo, tras supervisar el embarque de mujeres y niños a los autobuses que los trasladarían, de la reja del puente internacional, a la estación migratoria Siglo XXI del INM.
Quienes se registren en el INM para someter sus solicitudes a la Comisión Mexicana para Refugiados tienen delante un compás de espera hasta de 45 días para conocer si serán aceptados. Habitualmente se les recluye en los centros migratorios mientras esperan, pero en el caso del éxodo hondureño se les ofrecerá como alternativa
albergarlos en recintos preparados para darles cobijo, alimento, higiene y, por supuesto, control durante ese periodo. En este caso serán concentrados en el recinto ferial de Tapachula. Hasta el cierre del día, según cifras oficiales, 640 hondureños que viajan con niños pequeños habían firmado esos documentos.
Los primeros 250 que aceptaron esta solución legal
–que no es la que la mayoría de los migrantes han expresado, que es llegar a Estados Unidos– fueron trasladados desde la noche anterior, tras los episodios de violencia suscitados en el puente, cuando la PF, por contener el empuje de la masa, arrojó gases lacrimógenos en medio de la multitud. Los demás fueron pasando este mediodía a cuentagotas por la reja de la garita fuertemente custodiada por la PF, después de esperar por más de 30 horas un permiso para ingresar al país.
Quienes desconfiaron de esa salida legal
pasaron sin documentos cruzando el río bajo la mirada de los mismos agentes federales que los vigilaban desde el puente, de elementos de la Gendarmería que se apostaron a lo largo de la ribera mexicana y de la policía guatemalteca del lado de Tecún Umán.
Los funcionarios mexicanos niegan que a estos migrantes, si se les captura, los vayan a deportar. Prefieren usar un eufemismo. Los vamos a repatriar. Es un procedimiento acordado recientemente con los gobiernos de Centroamérica. Se le llama retorno porque no hay sanción administrativa.
En este éxodo hondureño, los migrantes indocumentados no podrán solicitar su salida voluntaria
en México, lo que los ampararía para poder transitar con un documento legal durante días. Ésta, indicaron los funcionarios, no es opción pues hoy son otras circunstancias
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