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Desde Otras Ciudades

Un zoológico en Tegucigalpa que apenas sobrevive

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▲ Un león africano come entre 10 y 15 kilogramos de carne al día, por lo que es bastante cara su manutención.Foto Ap
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na imponente jirafa, leones africanos y tigres de Bengala viven en un zoológico creado por narcotraficantes, como una especie de edén entre las montañas de Honduras, pero que hoy languidece por la falta de recursos para su mantenimiento.

El parque ecológico era muy rentable, pero ahora no tenemos el capital que tenían los dueños para mantenerlo, cuenta la bióloga guatemalteca María Díaz y pide un arreglo económico con el gobierno que le otorgó el lugar en concesión.

Las manifestaciones contra la relección del presidente Juan Orlando Hernández en los comicios de noviembre pasado, y que se prolongaron hasta febrero de 2018, mantuvieron bloqueadas las vías de acceso al zoológico y cayó mucho el número de visitantes.

Las instalaciones se ubican en la cima de una colina, al norte de Tegucigalpa, donde la inscripción Zoológico Joya Grande da la bienvenida a los turistas.

La jirafa de cinco metros asoma su largo cuello para saludar mientras las cebras comen. Durante el recorrido se asoman los venados, camellos, tapires y las piscinas de los hipopótamos. Luego vienen jaulas con atractivos leones africanos, tigres de Bengala, jaguares y pumas. En otros establos hay bisontes, llamas, ñus, avestruces, pavos reales y más animales exóticos.

Además de ver a todas esas especies el parque ofrece atracciones como bicicletas acuáticas, lanchas pantaneras, caballos y vehículos, cafeterías, piscinas, restaurantes y 15 cabañas a disposición de los turistas.

El zoológico fue construido al estilo de la Hacienda Nápoles –del fallecido capo colombiano Pablo Escobar– por el cártel hondureño Los Cachiros, cuyos líderes se entregaron a la justicia de Estados Unidos al ser declarados extraditables.

Las instalaciones fueron decomisadas por la Oficina de Bienes Incautados (Oabi), tras lo cual la bióloga Díaz las obtuvo la concesión, en abril de 2014, a un costo de 7 mil 400 dólares mensuales.

Para administrar el parque, que recibió con 300 animales, creó la empresa Servicios Veterinarios Arca de Noé. Todo iba bien financieramente hasta que las carreteras fueron bloqueadas. El público dejó de acudir y la Oabi llevó otros 200 animales decomisados por malos tratos, con lo que aumentaron los costos.

Aunque no vendamos tenemos que pagar a los empleados, a los proveedores y los animales siempre comen. El pago a 65 empleados, la alimentación de los animales, agua y luz consumen un presupuesto de unos 42 mil dólares mensuales.

A pesar de los problemas financieros Díaz no concibe como posibilidad el cierre del parque. Hay 500 animales que tienen que comer y a todos los quiero, me conocen y me quieren.

Afp