De lo contrario se correría el riesgo de que se genere inequidad y clandestinidad, afirma el especialista
Sábado 20 de octubre de 2018, p. 33
Los derechos reproductivos deben ser vistos como un derecho humano, con una serie de garantías mínimas comunes para todas las personas, pues de lo contrario se corre el riesgo de que se genere inequidad y clandestinidad en temas como la gestación subrogada o la garantía de las parejas del mismo sexo a tener descendencia.
Así lo afirmó el jurista español Joaquín Cayón de las Cuevas, quien advirtió que si los gobiernos no intervienen para regular las diversas aristas que tiene la reproducción humana en sus aspectos legales, entonces será el mercado quien lo haga, con el riesgo de dejar en condiciones desventajosas a los sectores que tienen menos recursos.
Al participar en el octavo Congreso Iberoamericano de Derecho Sanitario, el especialista indicó que en todo el mundo ya hay más de cinco millones de niños nacidos por medio de técnicas de reproducción asistida, lo cual da una idea de la necesidad de miles de parejas por recurrir a estos métodos, que en ocasiones plantean circunstancias legales particulares.
“Estamos ante el debate de determinar si el derecho a las técnicas de reproducción asistida es un derecho humano, y si lo es, cómo garantizarlo. La inseminación artificial y la fecundación in vitro han desbordado el mundo jurídico, además de temas como la gestación subrogada, en donde ya hay varias modalidades”, subrayó.
Otros temas que plantean desafíos particulares son los del derecho a la maternidad o paternidad de las parejas del mismo sexo, o de las personas sin pareja que desean tener hijos, y en la actualidad hay una tendencia en varios países –especialmente los europeos– a poner en entredicho el contenido de los convenios internacionales, para reivindicar las normas locales, que en muchas ocasiones son menos garantistas.
En ese sentido, Cayón de las Cuevas advirtió que si no hay estándares legales mínimos internacionales, los derechos reproductivos únicamente podrán ser ejercidos por quienes tengan los recursos económicos suficientes, como lo ejemplifica el hecho de que todo el proceso de reproducción asistida pude llegar a costar más de 90 mil dólares en Estados Unidos.