retrato del dolor por la guerra en El Salvador
Sábado 20 de octubre de 2018, p. 9
“La batalla en el volcán es un mosaico de anécdotas de sobrevivientes de la ofensiva Hasta el Tope, acometida en noviembre de 1989 por la guerrilla del Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional (FMLN), que busca retratar los dolores del pasado y el presente de la guerra en El Salvador”, dice el director de la cinta, el cineasta mexicano-salvadoreño Julio López.
Estrenada esta semana en la Cineteca Nacional durante el Festival Internacional de Cine Documental de Ciudad México (DocsMX), la película se destaca por presentar las voces de los actores que protagonizaron la ofensiva que dio pie a la firma de los acuerdos de paz en ese país centroamericano, tras 12 años de guerra.
La ópera prima muestra que si bien en dicha batalla no hubo un ganador, esto fue una de las causas que posibilitó la firma de los acuerdos de paz en 1992, comenta en entrevista con La Jornada el también productor de los documentales El cuarto de los huesos y Los ofendidos, de Marcela Zamora, así como Heredera del viento, de Gloria Carrión.
–¿Cómo surgió La batalla en el volcán?
–Nació hace siete años, cuando colaboraba en diferentes proyectos en El Salvador, con un enfoque social y político, en el que se pudiera retratar los problemas que aquejaban a los salvadoreños. Mientras hacía ese trabajo, me encontré con una brutalidad devastadora que me obligó a dejar de documentar la violencia del presente, especialmente la de las pandillas, y hacer una reflexión desde el pasado, a partir de las consecuencias de la guerra que vivió esa nación entre 1980 y 1992. Quería hacer un trabajo que profundizara lo más posible en el daño que causó la guerra. Rápidamente me encontré con la ofensiva final Hasta el Tope, de 1989, que hasta ese momento no había sido retratada en ninguna rama artística, por lo que pensé que era un punto importante para entender cómo acabó el conflicto.
Ausencia en las prioridades
–Dices que la ofensiva final no había sido retratada artísticamente, ¿a qué crees que se deba?
–No creo que se deba a algo específico con la ofensiva de 1989, sino con la guerra. Casi todos los actores que hicieron documentación están relacionados con el enfrentamiento armado; integraban una de las partes. Casi todo lo que se hizo tuvo fines de difusión, preservación y propaganda. Además, los países de Centroamérica viven en crisis permanente, lo que hace que estos trabajos estén al final de las prioridades, lo que ha obligado a mantener cierto rezago y reflexión sobre la documentación de la guerra.
–¿Por qué fue tan importante la ofensiva final?
–Fue la apuesta del FMLN para terminar la guerra. La comandancia general sabía que haciendo el ataque se iba a acabar el enfrentamiento, ya fuera por una victoria militar o porque iba a poner las condiciones para destrabar las mesas de negociación, que fue lo que finalmente pasó. Como estrategia política, ni la guerrilla ni el ejército se pudieron derrotar. Hubo un empate técnico.
–¿Qué tan difícil fue reunir actores sociales de ambos bandos de la guerra?
–Ha habido mucha madurez en El Salvador entre la gente que participó en el conflicto. Esta actitud ha permitido que la gente dé ciertos pasos hacia adelante y se pueda encontrar con personas con las que combatieron. Normalmente es una excepción que esto suceda. La película demuestra que sí se puede hacer. Lo difícil fue encontrar a quienes quisieran estar frente a personas a las que combatieron.
–¿Cómo te explicas que hoy haya tantos jóvenes cineastas haciendo trabajos revisionistas sobre estos temas: Marcela Zamora, Gloria Carrión y Tatiana Hueso, entre otros?
Tiene que ver con la generación. Precisamente en Argentina esto se ha trabajado muy bien a partir de tres etapas. La primera, en la que los protagonistas hacen en el momento del suceso traumático, ya sea una guerra o una dictadura; la segunda, que se realiza por especialistas con el punto de vista de los involucrados, para hacer sus memorias, y la tercera con la visión de los hijos de las personas que fueron protagonistas de los hechos.
En la actualidad nos encontramos en esta parte. Por un lado, tenemos un compromiso como documentalistas; por otro, este tipo de proyectos nos ayuda a involucrarnos en un proceso de sanación, porque si tu viviste como niño la guerra de manera directa o indirecta, sueles tener conflictos personales, que debes tratar de resolver.
–Han pasado 26 años de la firma de los acuerdos de paz, ¿qué consecuencias dejó la guerra?
–El éxodo de los salvadoreños. La devastación social que ha generado el conflicto con las pandillas tiene los mismos niveles de brutalidad que causó la guerra en sus diferentes etapas. No hemos dejado de estar en un desangramiento permanente, por razones diferentes, pero con las mismas víctimas.