Una inflación mayor a la esperada por las autoridades, impulsada principalmente por el alza del precio de los combustibles, mantiene la presión en las negociaciones de los salarios contractuales, que en los primeros nueve meses del año se han saldado con aumentos por arriba de los niveles de 2017, de acuerdo con información oficial y comentarios de analistas.

Sin embargo, se mantiene la pérdida del poder de compra, ocasionada por el repunte inflacionario de 2017, causado principalmente por la liberalización del precio de los combustibles.

Durante el segundo trimestre del año, el incremento promedio de las revisiones contractuales de los trabajadores del sector privado fue de 6 por ciento.

Se trata del porcentaje más elevado desde el tercer trimestre de 2002, cuando fue de 6.6 puntos porcentuales, comentaron Rafael Camarena y María Amoroso, analistas de Santander, al citar datos de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS).

Entre enero y septiembre el aumento a los salarios contractuales fue de 5.2 por ciento, que superó al reportado en el mismo periodo de 2017, cuando fue de 4.6, también de acuerdo con información oficial.

El incremento a los salarios en esos nueve meses del año prácticamente duplicó la inflación en el mismo periodo, que fue de 2.69 por ciento, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

Sin embargo, el deterioro del poder de compra, que comenzó a observarse en 2017, se mantiene.

En términos reales, es decir, descontado el desgaste inflacionario, a lo largo de este año los salarios acusan un retroceso de 0.32 por ciento. Esta merma se suma a la caída, también en términos reales, de 1.49 puntos porcentuales registrada en 2017, de acuerdo con información de la STPS.

Esperamos que los incrementos salariales continúen presionados al alza en los meses siguientes. El aumento al salario mínimo, que entró en vigor el primero de diciembre de 2017, así como los elevados niveles de inflación observados tanto en el año anterior como en la primera mitad de éste, continuarán impulsando al alza las negociaciones salariales en lo que resta del año, consideraron Francisco Flores y Miguel Calvo, analistas de Banorte.

Así como ocurrió en 2017, en este año el continuo incremento del precio de los energéticos ha sido una de las principales causas de que la inflación esté fuera del objetivo establecido por el Banco de México, que es de 3 por ciento, con un intervalo de variación de un punto porcentual hacia arriba o hacia abajo.

Persisten los riesgos de mayores presiones sobre el costo de los energéticos, dado el comportamiento de los precios internacionales del petróleo –que ha subido 34 por ciento en el año–, comentaron los analistas de Santander.

En lo que va del año y hasta la segunda quincena de septiembre, el precio de la gasolina de bajo octanaje se ha elevado 19.4 por ciento y 22.3 puntos porcentuales a tasa anual.