El petista diseña nueva estrategia
Los mercados celebran victoria del ultraderechista en elección brasileña
Martes 9 de octubre de 2018, p. 29
Río de Janeiro. Poco después de las ocho y media de la noche del domingo, en el hotel de Sao Paulo en que se encontraba junto a sus coordinadores de campaña, Fernando Haddad, el candidato del PT, quien tomó el relevo tras la encarcelación del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, esbozó una leve sonrisa de alivio y abrazó a su mujer.
En aquel instante el candidato ultraderechista Jair Bolsonaro tenía 47.2 por ciento de votos válidos. La sonrisa de alivio tenía una explicación: hasta media hora antes, Bolsonaro alcanzaba 49.4, y todo indicaba que podría salir electo presidente en primera vuelta.
El resultado final: 46.03 por ciento para Bolsonaro, por 29.28 de Haddad, resulta impactante. Poco más de 18 millones de votos los separan. Esa es la diferencia que tendría que ser remontada por el candidato del PT, en una misión que se reconoce muy difícil.
La misma noche del domingo, superado el susto inicial, Haddad empezó a moverse procurando aliados para la segunda vuelta. Hubo una larga conversación telefónica con el candidato de centro-izquierda, Ciro Gomes, quien obtuvo 12.48 por ciento de sufragios, lo que se traduce en los poco más de 13 millones de votos que ahora son fundamentales para Haddad. También anunció que comenzará negociaciones urgentes con otros candidatos de centro-derecha, y sus estrategas mencionaron otro objetivo primordial: conquistar la mayoría de los electores (20 por ciento) que se abstuvieron de votar, y los que anularon su voto, que representan 8 por ciento.
Este lunes por la mañana, Haddad voló a Curitiba para reunirse con Lula, quien se encuentra detenido desde abril, condenado en un juicio sin pruebas e impedido de disputar la presidencia como favorito absoluto. Luego regresó a Sao Paulo para dialogar con el comando de su campaña y trazar la estrategia para la segunda vuelta.
Dos cuestiones tendrán de ser resueltas en las próximas horas. La primera: despegarse o no de la imagen de Lula da Silva e imponer su propia personalidad. Se considera que el ex presidente ya trasladó a Haddad todos los votos posibles, y que a partir de ahora el candidato tendrá que ampliar su campo de acción. Ocurre que el núcleo duro
del PT ofrece resistencias a que la imagen del ex presidente sea relegada a un segundo plano.
La otra duda se refiere al momento en que Haddad deberá exponer su programa económico, buscando lanzar señales destinadas a calmar al mercado.
La amplia victoria de Bolsonaro en la primera vuelta, muy por encima de lo previsto, provocó este lunes un rally en la Bolsa de Valores y una feroz corrosión del dólar y del euro frente a la moneda brasileña.
Los mercados celebraron con fuertes alzas lo que consideran ya una victoria de Bolsonaro. El índice Ibovespa ganó 4.57 por ciento (después de haber subido más de 6 puntos por la mañana).
El dólar se cotizó a 3.76 reales, frente a los 3.85 al cierre de los mercados el viernes, con un fortalecimiento de 2.44 por ciento de la moneda brasileña.
La urgente necesidad de armar un amplio arco capaz de llevarlo a la victoria y por primera vez dar un vuelco en el resultado de la primera ronda, sólo resultará factible si Haddad opta por una política económica más centrista, alejada de algunas líneas comunes en un programa de izquierda. El problema será convencer a la dirección del PT de esa necesidad.
Hay, además, otro obstáculo a ser superado: la dimensión, absolutamente inesperada, del sentimiento anti-PT
en especial, y anti-izquierda en general, que resultó en algo que hace una semana sonaría a puro delirio, la explosión de la ultraderecha en las dimensiones en que se dio.
El minúsculo partido de Bolsonaro, que contaba con un único y solitario diputado federal, eligió 52, transformándose en la segunda mayor bancada en la Cámara, superada solamente por los 56 del PT.
También el éxito de los hijos de Bolsonaro ratificó el ascenso del candidato que parte como favorito para la segunda ronda, señalaron agencias de prensa. Eduardo Bolsonaro, de 34 años, fue relegido diputado por Sao Paulo, el estado más poblado del país, y se convirtió en el legislador más votado de la historia brasileña con más de 1.8 millones de votos.
Flavio Bolsonaro, de 37 años y hasta ahora diputado regional en Río de Janeiro, fue elegido senador por ese estado por el PSL, que logró otros tres escaños en la cámara alta, de un total de 81.
Pese a la numerosa bancada del PT, la correlación de fuerzas en el nuevo Congreso podría inclinarse en favor de Bolsonaro debido al poderoso elemento conservador entre los 30 partidos que estarán en la próxima legislatura. La política brasileña se caracteriza por la fuerte fragmentación de partidos.
El dominio conservador, cimentado por una serie de pequeños partidos cercanos al sector agrícola o a las iglesias evangélicas, pasará a ser del bolsonarismo.
La lógica indica que Bolsonaro tendría ahora, en caso de ser elegido, un escenario más propicio para impulsar sus reformas pro mercado o del sistema político que prometió durante la campaña.
Un respaldo reforzado además por el apoyo que obtuvo de la bancada conocida como BBB (Buey, Bala y Biblia), que reúne transversalmente a los parlamentarios del agronegocio, los partidarios de la liberalización del porte de armas y los evangélicos.
Quedó muy claro que para la casi mitad del electorado el fantasma del autoritarismo exacerbado de Bolsonaro no asusta. Que su defensa de la dictadura, de la tortura y de la pena de muerte, o sus ataques de racismo, homofobia y misoginia, tampoco son preocupantes. La ausencia de cualquier política social en su programa de gobierno, y la irracional defensa de un neoliberalismo fundamentalista (y por eso inviable) en la economía, con la propuesta de privatizarlo todo
, parecen situarse a distancia astronómica de las preocupaciones de esa parte del electorado. Los continuos ataques a conquistas sociales pasan incólumes para su electorado.
Frente a esa abrumadora inclinación hacia un candidato ultraderechista, que superó todas las previsiones, el PT y la centroizquierda brasileña tratan de trazar una estrategia eficaz.
La propaganda política en radio y televisión, que comienza el viernes 12, cuando faltarán 16 días para la vuelta final, mostró en la primera etapa ser insuficiente para frenar la explosión de los seguidores del ultraderechista en las redes sociales.
Pese a eso, los seguidores de Haddad cuentan con que ahora, sin lograr huir de los 10 minutos diarios en propaganda transmitida por televisión y de los debates, Bolsonaro perderá espacio. Basta con que abra la boca y dispare sus habituales absurdos para que parte de los que votaron por él se asusten y cambien de idea.
Se trata, en realidad, de una expresión de deseo más que de una posibilidad a la vista. Pero sería uno de los puntos a ser fortalecidos en esa nueva etapa del combate electoral.