Eduardo Rocky Hernández está acostumbrado a desafiar el menosprecio. Desde su debut profesional lo ningunearon por su aspecto aniñado y los 16 años que tenía. Ahora tiene 20 y el Consejo Mundial de Boxeo (CMB) lo designó para una eliminatoria ante el sanguinario Francisco Bandido Vargas; el vencedor será nombrado retador oficial al campeonato superpluma que defiende Miguel Berchelt.

Piensan que es un niño fácil de derrotar, dice Isaac Bustos, mánager de Rocky; “lo ven medio aniñado y piensan que sirve para reactivar una carrera o para aumentar el récord, pero es un muchacho que tiene 115 peleas de amateur y casi 30 profesionales ganadas, en su mayoría por nocaut”.

El ninguneo lo preparó para ganar confianza, no dejarse intimidar por las puyas que le lanzan algunos bravucones para ablandarlo. Con cierta discreción, el joven avanza en su carrera de cuatro años de profesional, pero ya ante un compromiso que le puede dar el derecho a ir por un cetro del orbe.

Ya es tiempo de sacudirme la etiqueta de que soy un chamaco que no está listo para peleas importantes, declara Rocky; todavía algunos piensan que no tengo nada que ver con los peleadores con más trayectoria, pero igual me trataron antes y sigo invicto.

Hace un par de años enfrentó al ex campeón mundial Víctor Terrazas. Rocky y su mánager recuerdan que el equipo rival pensaba que sería un buen peldaño para reactivar la carrera del experimentado ex monarca. Sólo necesitó dos episodios para noquearlo, indica el mánager; eso le dio mucha confianza y seguridad para seguir adelante.

Hace unos días, en Kiev, durante la convención del CMB, designaron a los peleadores que se eliminarán en superpluma. Bustos tiene dudas de que Vargas acepte.

“Tengo versiones de que Bandido no quiere pelear contra Rocky, que prefiere en ese caso ir por el título de otro organismo”, señala; “para mí que le está dando la vuelta, que no quiere arriesgarse con Rocky; lo entiendo, porque si yo estuviera en su situación también buscaría otra opción menos arriesgada”.