Sociedad y Justicia
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Avanza equipo multinacional en generación de bioturbosina
 
Periódico La Jornada
Miércoles 3 de octubre de 2018, p. 42

Nueve instituciones nacionales y dos extranjeras –casi todas de educación superior– trabajan de manera conjunta en el primer clúster de bioturbosina mexicano que, con un presupuesto de 380 millones de pesos para cuatro años de investigación, busca contribuir al desarrollo de la industria de los biocombustibles de aviación en el país.

A dos años de investigación, han avanzado de forma significativa en el desarrollo de las fuentes de biomasa y los procesos para generar bioturbosina en los próximos años.

David Ríos Jara, responsable técnico del proyecto del Instituto Potosino de Investigación Científica y Tecnológica (Ipicyt), institución que coordina al grupo de investigación en el desarrollo de la bioturbosina, explicó el surgimiento de este ambicioso proyecto.

Dijo que este trabajo inició a finales de 2016 con la convocatoria del Fondo de Sustentabilidad Energética, que la Secretaría de Energía publicó de manera conjunta con el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), para apoyar iniciativas que conformaran los Centros Mexicanos de Innovación en Energía (Cemie). Fue de esta forma que el clúster de bioturbosina del Cemie Bio consiguió los recursos.

Reducirá emisiones de dióxido de carbono

El especialista en física de materiales explicó que el proyecto consiste en contar con un combustible que contribuya a reducir las emisiones de dióxido de carbono, pues provendría de materia orgánica de origen vegetal o animal y el proceso de producción es sustentable.

En entrevista en la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), de la cual es miembro, Ríos Jara informó que cada seis meses el clúster es evaluado por la Secretaría de Energía, el Conacyt y expertos en el área para asegurar que las metas establecidas se van cumpliendo y así seguir ministrando los recursos económicos.

Además, comentó que en estos primeros dos años el equipo de investigación se ha enfocado a encontrar la biomasa más conveniente, la económicamente más factible y lo que ha hallado es que en el país existen plantas oleaginosas como la jatropha y la higuerilla (de donde se obtiene el aceite de ricino), que no compiten con alimentos y pueden sembrarse en zonas áridas o semiáridas, entre otras plantas, sin olvidar que también han considerado microalgas y algunos aceites.

Estas investigaciones se encuentran a cargo del Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste, en La Paz, Baja California Sur; del Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo, en Culiacán, Sinaloa, y del propio Ipicyt, entre las 11 instituciones involucradas.