Cada mes, millones de pasajeros toman sus teléfonos celulares para solicitar vehículos mediante la plataforma Uber. El servicio se concreta en segundos. Lo que no resulta del todo claro cuando el usuario utiliza la aplicación es que la empresa realiza el cobro desde un servidor instalado en Holanda, territorio con un sistema de tributación más favorable que el de México. Es una práctica a la que recurren diversas compañías de la llamada economía colaborativa, que ha abierto un debate sobre la manera en que deben contribuir al fisco en los países donde operan.

Uber asegura que cumple con sus obligaciones fiscales. En algunas ciudades mexicanas donde labora paga una cuota de 1.5 por ciento del costo del viaje, como impuesto a la movilidad, con el cual, hasta el momento, ha aportado 455 millones de pesos a escala nacional.

Al responder a una solicitud de información, Uber México señaló que cuenta con una sociedad constituida bajo las leyes nacionales que se encarga de proporcionar diversos servicios a la aplicación y que cubre todos los impuestos que le corresponden por su actividad.

Las autoridades fiscales aseguran que hay lagunas que impiden claridad sobre el cobro de impuestos a esas empresas, pero reconocen que hacer el cobro desde otro país abre la puerta a que reduzcan la aportación en México. Es un debate abierto.

Quienes se inscriben a la aplicación para ofrecer sus servicios como choferes pagan al fisco el impuesto al valor agregado (IVA) por el uso de la plataforma y la contribución sobre la renta (ISR) por las utilidades generadas.

Dentro de los servicios de Uber, el más común consiste en que un usuario registrado solicite transporte mediante la aplicación móvil y ésta lo conecta con un chofer cercano.

Concluido el servicio, la plataforma –cuyos servidores físicamente se encuentran en Ámsterdam– efectúa un cargo a la tarjeta de crédito del usuario y después de descontar su parte transfiere semanalmente el importe a la cuenta bancaria del prestador del servicio vía electrónica.

El porcentaje que se queda Uber por cada viaje es de entre 30 y 35 por ciento del total, dijo Patricia Moreno Gutiérrez, quien desde principios de año labora como conductora.

El ingreso de Uber por llevar a cabo la gestión está registrado en la legislación mercantil como contrato de agencia o de comisión mercantil, afirma un análisis del Consultorio Fiscal de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Dicho cobro es facturado a los choferes bajo el concepto de cuota Uber por la empresa Uber BV, residente en Holanda, pero el fisco mexicano no puede aplicar la retención del ISR a Uber por esos pagos, pues la fuente de riqueza está fuera de territorio nacional.

Sin embargo, los choferes sí deben pagar ISR porque el transporte de personas es una de las actividades empresariales previstas en el Código Fiscal, por lo que le es aplicable la Ley del Impuesto sobre la Renta.

Además, los conductores también pagan IVA.

Como están prestando un servicio del extranjero, el servidor está en otro país, pues es un IVA por importación de un servicio, explicó el administrador general de grandes contribuyentes del Servicio de Administración Tributaria, Óscar Molina Chie, sin referirse en particular a Uber.

En entrevista, comentó que existe un debate global sobre si el uso constante de dichas plataformas tecnológicas las haría sujetas a retención del ISR, aunque las empresas físicamente no estén en el país.

Comentó que el Senado analiza recomendaciones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, conocidas como Base erosion and profit shifting, que buscan generar instrumentos para abordar la evasión fiscal y asegurar que las ganancias se graven donde se generan.

Para el funcionario, colocar la sede en Holanda puede obedecer a diversos factores, pero reconoció que el régimen fiscal de ese país es más ventajoso que el mexicano.

Aquí, en México, a una empresa le gravamos el ingreso que genera en territorio nacional o donde sea, así lo genere en Tombuctú. Aquí, en México, lo tiene que acumular, comentó.