Opinión
Ver día anteriorDomingo 30 de septiembre de 2018Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Números fatídicos: 72-43-157
¿C

uándo dejaremos de contar nuestros muertos por decenas, centenas, cientos, miles, cientos de miles?

Todavía tenemos presentes a los 72 migrantes masacrados en San Fernando, Tamaulipas, por los Zetas, en complicidad con la policía. Todavía no se encuentran los cuerpos de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa, supuestamente calcinados en el basurero de Cocula. Todavía tenemos fresco en la memoria al tráiler de la muerte, rondando por los municipios de Jalisco, con 157 cadáveres no identificados, pero sí congelados y hacinados. Todo esto sin contar las narcofosas repartidas por todos los rincones del país y muchas todavía por descubrir.

Sí en algo hay que darle la razón al ex presidente Felipe Calderón es que declaró y provocó una guerra. Hasta hace poco, el noticiero de media tarde de Radio Red, que fuera el último micrófono de Jacobo Zabludovski, reportaba un parte de guerra enumerando los muertos del día, estado por estado.

No tenemos respuestas a tanto horror, pero sí preguntas. Preguntas al gobernador de Jalisco que se desgañita despidiendo a sus funcionarios. Preguntas al director del Servicio Forense de Jalisco, que después de vivir en medio de la degradación de cientos de cadáveres, le dio gracias al gobernador, por haberlos nombrado. Preguntas a la fiscal encargada, que afirmaba no haber recibido un oficio de salida para que el tráiler, con su carga necrófila, iniciara su recorrido.

Y uno se pregunta ¿por qué cientos de cadáveres no pueden ser identificados? ¿Por qué, en un país, donde una institución nacional como el INE, sí el Instituto Nacional Electoral, no ofrece información rápida y oportuna para identificar a los cadáveres con nombre y apellido? Incluso para dar información sobre su dirección y sus familiares que figuran en la partida de nacimiento.

Supuestamente, en 2016, se firmó un acuerdo entre la Procuraduría General de la República (PGR) las procuradurías o fiscalías de los estados, los Tribunales Superiores de Justicia del país (Conatrib) y los Servicios Médicos Forenses de los estados.

El convenio, de dos años de antigüedad, igual que los cadáveres del tráiler de la muerte, se llama Identificación de Cadáveres de Identidad Desconocida a través de Método de Huellas Dactilares. ¿Por qué no se uitliza, por qué no sirve? ¿Por qué dice el servicio forence de Chihuahua, que el lector que usan no es compatible con el del INE, pero sí era compatible como las viejas credenciales del IFE?

¿Por qué la Clave Única de Identidad, firmada por varios partidos políticos, como una de los puntos fundamentales del Pacto por México, no se concretó? Se supone que es un mandato legal, de hace décadas, que sexenio tras sexenio no se cumple. ¿Será porque la joya de la corona y del presupuesto del INE es la credencial para votar con fotografía? ¿Tendrán algo que ver los partidos, que son los principales beneficiarios de la credencial?

Las extorsiones en México se cobran en la ventanilla de los bancos, con la credencial del INE. ¿Hay algún convenio, entre el INE y la PGR y la larga lista de instituciones que se requieren agregar, para identificar a los extorsionadores que utilizan diariamente los servicios de Western Union, Elektra y tantas otras que utilizan la credencial del INE para cobrar una transferencia? Cientos de mexicanos extorsionados y migrantes en Estados Unidos podrían dar los números de las transferencia y cotejarlos con los números de las credenciales.

Cuando alguien busca información en Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses le ofrecen una computadora para que revise decenas de fotografías de cadáveres, para ver sí identifica a su familiar. ¿No es posible tener un listado con los nombres de las personas identificadas por su huella digital y luego corroborar la identidad? ¿No es más fácil, seguro y eficiente empezar por la huella digital y luego pasar a otro tipo de análisis como la ficha odontológica y el ADN.

Obviamente no en todos lo casos es posible tomar una huella digital. Pero el problema parece ser otro. No hay acceso, facilidad de acceso o compatibilidad con la base de datos digitales más importante que tiene el país.

Parece de novela, como en en Casquillos Negros, de Diego Petersen.

“Te invito un coctel de camarón aquí con el Compa, para desquitar la pinche gasolina que nos gastamos viniendo hasta acá.

Gratis, hasta puñaladas, mi comander. Por cierto ¿ya identificaron a la suicida del departamento?

No, ahí sigue, en el refri, nadie ha preguntado por ella.