úblicamente nada se sabe de Keith Raniere desde que el 26 de marzo pasado fue deportado a Estados Unidos por las autoridades de México. Lo detuvieron en la mansión que habitaba en Puerto Vallarta.

La justicia del vecino país lo buscaba por ser líder de una supuesta organización de autoayuda en realidad dedicada a la trata de blancas y trabajos forzados. Por los delitos que se le acusa puede ser condenado a más de 15 años de cárcel.

El asunto se conoció hace casi un año gracias a un reportaje de The New York Times donde se denunciaba que varias mujeres habían sido obligadas a tener relaciones sexuales con el gurú y ser marcadas con las iniciales de éste en la zona pélvica. Además las despojaba de su dinero y propiedades bajo la amenaza de divulgar sus datos personales. Eran, según el fiscal que lleva el caso en Nueva York, sus ‘‘esclavas sexuales’’.

Durante dos décadas Raniere, de 57 años, ejerció el liderazgo de Executive Success Programs (ESP) dedicado a impartir talleres de motivación y autoayuda basados en una mezcolanza de sicología y las ideas de la escritora Ayn Rand. Se realizaban en Estados Unidos, Canadá, México y Sudamérica.

Los asistentes, la mayoría miembros de las élites sociales y artísticas de cada país, pagaban miles de dólares por participar en ellos y afiliarse a la organización, que llegó a contar con 16 mil integrantes, entre ellos, el hijo de un ex presidente de México que, además, era copropietario de la filial de la organización en nuestro país.

Dejó su cargo al revelar la justicia estadunidense información sobre los delitos por los que acusa a Raniere.

Aunque el líder de Executive Success Programs vivía en Puerto Vallarta y desarrollaba parte de sus labores en México, nuestras autoridades nada han dicho sobre los delitos que pudo cometer aquí.

¿Será necesario que esa tarea la haga Vanessa Grigoriadis, colaboradora del The New York Times? Ella ha publicado testimonios irrefutables sobre la trayectoria criminal de Keith Raniere.