Los efectos devastadores que ha tenido la política prohibicionista de drogas en México abarcan el crecimiento de una violencia homicida a partir de 2006 –cuando se declaró la guerra al narcotráfico– que ha llegado al punto de convertirse en un serio problema de salud pública, de acuerdo con el documento La política de drogas en México. Causa de una tragedia nacional. Una propuesta radical pero indispensable para remediarla.

En el reporte, elaborado por el ex presidente Ernesto Zedillo Ponce de León y los investigadores del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) Catalina Pérez Correa González, y Alejandro Madrazo Lajous, así como por Fernanda Alonso Aranda, estudiante del doctorado en la escuela Johns Hopkins, se destaca que el aumento de homicidios en el país ha sido tan pronunciado que ha tenido un impacto negativo en la esperanza de vida.

En 2006, el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi) reportó 10 mil 452 homicidios. Para 2011, esta cifra alcanzó un pico de 27 mil 213 y, aunque disminuyó ligeramente durante los años siguientes, para 2016 alcanzó 24 mil 559 asesinatos. El año 2017 concluyó con más de 31 mil crímenes de este tipo, sin indicios de que la tendencia al alza vaya a ceder, se expone en el texto presentado esta semana en un acto convocado por el Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales (Comexi).

El despliegue de fuerzas federales avivó homicidios

Asimismo se argumenta que, durante más de dos décadas, México había presentado una caída sostenida y prolongada en la tasa de homicidios; sin embargo, cuando las fuerzas federales fueron desplegadas, la tendencia a la baja se terminó abruptamente y comenzó una cifra marcadamente ascendente.

El aumento de asesinatos ha sido tan pronunciado que ya impactó de manera negativa la esperanza de vida, de acuerdo con la información recogida por el equipo de especialistas. Aunque la caída nacional fue de sólo 0.6 por ciento entre 2005 y 2010, las regiones más afectadas por la guerra contra las drogas, mostraron una mayor disminución en ese indicador.

En Chihuahua, Sinaloa y Durango la esperanza de vida disminuyó en tres años durante el mismo periodo. Aunado a ello, la inseguridad también provoca problemas de salud somáticos, sicológicos y conductuales. El grupo encargado de la pesquisa cita un estudio de 2015, el cual mostró que entre 2005 y 2014 la percepción de vulnerabilidad a la violencia aumentó considerablemente.