Opinión
Ver día anteriorSábado 22 de septiembre de 2018Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
Apuntes Postsoviéticos

Robo

E

l descontento en amplios sectores de la sociedad por las impopulares medidas del gobierno ruso para paliar la desfavorable coyuntura de su economía comienza a pasar factura al Kremlin, y no sólo en el índice de popularidad de su titular, Vladimir Putin, el cual ha sufrido una drástica caída desde su reelección para un nuevo sexenio.

Las recientes elecciones, más allá del triunfo oficialista, dejaron un serio mensaje de preocupación: aunque se impusieron casi todos los candidatos de ese partido, consiguieron menos respaldo en las urnas que en ocasiones anteriores y lo más significativo, en cuatro gubernaturas de entidades federales, los postulados por Moscú no pudieron ganar en primera vuelta.

El caso de Primorski Kray o, traducido el ruso, Territorio Litoral, cuya capital es Vladivostok, importante puerto que sirve de acceso a los mercados del extremo oriente, reveló que ya empieza a fallar el mecanismo –ideado por la Oficina de la Presidencia rusa–, para asegurar la continuidad en el poder de las élites regionales, con tres ejes primordiales: el apoyo explícito del presidente Putin, la negativa a registrar rivales opositores con posibilidades y la manipulación en los medios de comunicación en favor del aspirante oficialista.

El candidato del Kremlin, después de que el anterior gobernador acabó en la cárcel por corrupto, era producto de una fórmula de compromiso entre los funcionarios moscovitas que cobijan a los grupos económicos y/o mafiosos de la región. En la primera vuelta de votación, en lo que debería ser una mera farsa, el oficialista quedó 20 por ciento por debajo de un adversario, postulado por el Partido Comunista, que visto desde Moscú tenía que desempeñar sólo el papel de comparsa.

Y cuando en la segunda vuelta, con 95 por ciento de los votos escrutados, a pesar de la denunciada compra de votos, el comunista llevaba 5 por ciento de ventaja, en trece colegios electores no se pudieron contar los sufragios por la irrupción de bomberos a llamadas anónimas sobre incendios y, en otros, se alteraron los resultados de las actas.

Ante el escándalo, desde Moscú se dio la orden de anular las elecciones, en vez de contar los votos depositados en las urnas, y dentro de tres meses habrá tercera vuelta para tratar de maquillar lo que a todas luces fue un auténtico robo.