Sábado 22 de septiembre de 2018, p. 8
Formado por medio centenar de bailarines de más de 20 países, el Nederlands Dans Theater (NDT) se erige no sólo como una de las compañías de danza contemporánea más destacadas en el concierto internacional, sino también una de las más productivas –en su temporada 2018-2019 realizarán el estreno mundial de nueve coreografías–, por lo que su director artístico, el inglés Paul Lightfoot, procura que en su edificio sede en La Haya siempre haya coreógrafos preparando nuevos trabajos para sus dos cuerpos de baile que mantienen repertorios completamente separados y espectáculos distintos.
“Es una luz, espero que dé inspiración a todo el mundo de la danza. Tenemos giras muy constantes pero, al mismo tiempo, estamos creando trabajos nuevos en Holanda todo el tiempo.
Normalmente las compañías tienen una o dos obras nuevas al año y nosotros hasta una decena, a veces somos como una fábrica. Es una locura, pero hecha con muchísima experiencia y conocimiento, todos los equipos están preparados para crear. Es una casa de creatividad
, explica Lightfoot en entrevista telefónica desde Holanda.
Otra característica distintiva del NDT es la diversidad. El cruce de historias culturales que ocurren entre los bailarines que integran tanto el NDT 1 como el NDT 2 no responden a una casualidad, pues forman parte del núcleo ideológico y de los criterios desde los que Lightfoot elige a los nuevos miembros de este cuerpo de ballet.
La gente va al teatro a sentir verdad
“Hoy día vivimos en una sociedad mundial que necesita reconocer las diferencias para poder vivir juntos. Mucha gente acude al teatro para sentir cierta verdad de las cosas y tenemos la responsabilidad de ser un ejemplo en una disciplina que solía ser un poco trivial, un pasatiempo para la gente adinerada, pero para mí eso es una tontería, no hay nada superficial en lo que hacemos.
Te mentiría si afirmara que no me fijo de dónde provienen, adoro la sensación de contar con una comunidad de artistas que son de todas partes
, explica el bailarín nacido en Inglaterra en 1966.
Fundado hace casi 60 años por Benjamin Harkarvy, Aart Verstegen y Carel Birni junto con 18 miembros del Ballet Nacional Holandés y luego dirigido un cuarto de siglo por el laureado coreógrafo checo Jiří Kylián, Paul Lightfoot ha vivido 34 de ellos, desde que arribó como bailarín del NDT 2, en 1985, hasta ahora que es su director artístico –cargo al que fue nombrado en septiembre de 2011–, por lo que conoce la institución como pocos.
Sé cómo era y sé cómo es ahora. Como director artístico lo más importante para mí no es reinventar la rueda, porque el reto de la compañía siempre ha sido crear piezas con un punto de vista actual, estar en el ahora. Claro que tenemos una historia y hemos aprendido muchísimo de ello, pero esta compañía es como un río, tiene que ser fluido y no estancarse
, relata el artista, educado en el Royal Ballet School de Londres.
Es precisamente la NDT 2 –que celebra 40 años–, con bailarines mucho más jóvenes pero al tiempo increíbles por la dinámica, la energía y la profesionalismo que tienen –como los define su director–, la que realizará gira por México en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris de la capital el 27 y 28 de septiembre, así como en el teatro Diana, de Guadalajara, el primero y el 2 de octubre a las 20:30 horas todas las funciones.
Para la presentación en Ciudad de México, Lightfoot decidió programar una pieza de su viejo repertorio creado junto a la madrileña Sol León –con quien ha creado a dúo medio centenar de obras durante tres décadas–, Sad Case (1998) que integra música latinoamericana, como el Mambo No. 8 y Frenesí, del cubano Dámaso Pérez Prado; María bonita, de Agustín Lara, o Perfidia, de Alberto Domínguez, interpretada por Los Panchos, entre otras.
También se programó Wir sagen uns Dunkles (2017), del alemán Marco Goecke, que cuenta con música clásica de Franz Schubert, contemporánea de Alfred Schnittke y del grupo de rock Placebo, que se integran con naturalidad en un montaje detalladísimo, lleno de movimientos pequeños, pero muy bien pensados
. Finalmente, se programó al sueco Alexander Ekman cuyo trabajo propone más un espectáculo escénico y de cabaret.
La estética del NDT ofrece una conexión con la luz que se utiliza no sólo para los decorados y lo coreográfico, sino para crear espacios, para comenzar los movimientos, de modo que la conexión de los montajes en el NDT es la estética: aunque el vocabulario de cada coreografía sea distinto, siempre será de coreógrafos con idioma propio.
Aquí tenemos que ser bastante camaleónicos. El carácter de la compañía es la diversidad de los estilos. La técnica es una exigencia, porque si no puedes dominar tu técnica clásica como base principal, entonces no puedes desarrollarte para hacer cosas más experimentales. Igual que un pintor: debes saber cómo llevar el pincel, mezclar colores y tener técnica, para destruirlo luego, si prefieres. Pero si careces de esa técnica no tienes elección
, finaliza Paul Lightfoot.