Sábado 22 de septiembre de 2018, p. 31
Para las autoridades del Sistema de Transporte Colectivo Metro (STC-M) es preocupante el incremento el número de personas que ingresan de manera gratuita a sus estaciones, ya que son parte de grupos vulnerables de la sociedad, pues afecta de forma considerable sus ingresos.
De acuerdo con el director del STC-M, Jorge Javier Jiménez Alcaraz, cuando empezó la actual administración capitalina en 2012, la cantidad de accesos gratuitos representaba menos de 10 por ciento de las entradas totales de usuarios. Actualmente ya andamos en más de 13 por ciento, porque hay más personas de la tercera edad, que en nuestro caso aceptamos de 60 años o más, y que entran sin pagar
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Entrevistado tras inaugurar la exposición fotográfica Reflejos de la reinserción social, en la estación La Raza, el funcionario precisó que al comenzar el sexenio se tenían pérdidas anuales por 250 millones de pesos por concepto de gratuidad, pero que para el cierre de 2018 se proyecta que esa cifra se eleve a 400 millones.
–Aparte de personas de la tercera edad, ¿a quiénes más se apoya con ese beneficio?
–Damos gratuidad a los jóvenes, a estudiantes con tarifa preferencial de tres pesos, a personas con discapacidad, quienes entran con tarjeta de gratuidad.
En opinión de Jiménez Alcaraz, en los próximos años esas mermas financieras se incrementarán, pues de acuerdo con estadísticas de la pirámide poblacional lo previsible es que cada vez habrá más personas de 60 o más a los que la ciudad –no sólo en el Metro– tiene que atender en diferentes rubros.
Durante el acto, Paola Zavala, directora del Instituto de Reinserción Social, mencionó que en la exposición se presentan trabajos fotográficos de personas liberadas y que es parte de las políticas que efectúa este organismo para ayudar a que la gente que salió de algún centro penitenciario pueda trabajar y logre valerse por sí misma.
En entrevista, comentó que enfrentan la indiferencia, rechazo de la ciudadanía y de las empresas para apoyar a ese tipo de personas. Para ellos se les abren las puertas de la cárcel, pero no de la sociedad
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