Jueves 20 de septiembre de 2018, p. 7
La voz del director de teatro Julio Castillo se escucha en un video: ‘‘Creo que descubrí tarde mi vocación”, porque su pasión primigenia fue el cine. ‘‘Vi mi primera película a los cuatro años y mi primera obra de teatro a los 17”.
Ese video fue parte del homenaje que ayer se le rindió durante todo el día en el teatro que lleva su nombre en el Centro Cultural del Bosque.
Este día en el que recordamos el miedo, el dolor, el movimiento, la solidaridad, el cansancio, la acción, la impotencia, el abrazo, las lágrimas, el polvo, el puño en alto, ‘‘pero también recordamos a Julio Castillo, no porque haga falta sino porque en esta jornada la invitación es a reflexionar por qué no podemos olvidarlo”, dijo el actor Roberto Sosa, quien participó en la mítica puesta en escena De la calle, dirigida por Castillo hace 31 años.
Sosa, junto con Eugenio Cobo Felgueres, Sisu González, Paloma Woolrich y Juan Cristóbal Castillo, hijo de Julio Castillo, fueron los artífices de esta jornada a la que se sumaron actores, actrices, directores, para recordar la obra y vida de Julio Castillo, nacido en la Ciudad de México en 1941 y fallecido en 1988.
Ese acto fue auspiciado por la Coordinación Nacional de Teatro del Instituto Nacional de Bellas Artes, cuyo titular, Alberto Lomnitz, dijo que a 30 años del fallecimiento del director teatral ‘‘su influencia ha sido tal, que quienes tuvieron acercamiento con él no lo han olvidado. Su calidad humana siempre fue notable y sobre todo la humildad, no ha habido un artista teatral como él. Su teatro carece de temporalidad, evita envejecer” y esta jornada ‘‘es para honrar a una de las mentes más prolíficas de la escena teatral”.
La actriz Angelina Peláez apuntó que ese tributo es también un recordatorio ‘‘de nuestra memoria teatral”. Obras como De la calle ‘‘y otras tantas han dejado una huella imborrable en esa parte más íntima de quienes las vieron y que es el subconsciente”.
Aquí se cuentan puestas en escena como Arde Pinocho, Los insectos, El evangelio, Cementerio de automóviles, En los Bajos Fondos y Armas blancas.
Fermín Sánchez, técnico del teatro El Galeón, también recordó su trabajo al lado de Julio Castillo: ‘‘Me dejó muy marcado aquello que decía: ‘en el teatro hay que dejarlo todo, entregarlo todo”’.
Como parte del homenaje se proyectó el documental Ciudad infierno, de Eugenio Cobo Felgueres. La jornada se interrumpió primero con un minuto de aplausos para Julio Castillo, después un minuto de silencio para conmemorar el terremoto del 19 de febrero de 2017 y el simulacro de alerta sísmica.
Después siguió una tertulia sobre el proceso creativo de Julio Castillo en el que participaron, entre otros, Roberto Sosa, Angelina Peláez, Félida Medina, Lourdes Villarreal, Juan Cristóbal Castillo, Germán Castillo, Rebecca Martínez y Sisu González, en la que se habló de cómo era trabajar con él, la libertad que daba a los actores y cómo sus puestas en escena cimbraban a los espectadores.
El director de teatro Germán Castillo destacó que esa libertad no era otra cosa que la planificación de una obra por parte de una ‘‘mente sutil”.
El programa también incluyó la lectura de fragmentos del libro Teatro es teatro: la vida en el arte de Julio Castillo, de Gabriel Pingarrón, el desmontaje de la puesta en escena Vacío, el video de esa escenificación de Rafael Corkidi y la lectura del texto que la actriz y activista Jesusa Rodríguez escribió el 19 de septiembre de 1988.