El cambio debe responder a las necesidades de los nuevos usuarios, apunta Alejandro García Aguinaco
Lunes 17 de septiembre de 2018, p. 6
Transformar la residencia oficial de Los Pinos, que abarca una 60 hectáreas, en un centro cultural será todo un reto para que no resulte un proyecto faraónico que no responda a las necesidades reales de los nuevos usuarios, consideró el museógrafo Alejandro García Aguinaco.
Después de más de 80 años, la casa presidencial, de acuerdo con la propuesta hecha por el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, será convertida en espacio cultural.
Sin embargo, la viabilidad y funcionalidad del inmueble, que ha tenido diversas ampliaciones, adecuaciones, remodelaciones y decoraciones, según el gusto y las necesidades del presidente en turno, debe ser rigurosamente planeada, organizada y consultada con distintos especialistas, explicó García Aguinaco.
De acuerdo con Alejandra Frausto, quien será la titular de la Secretaría de Cultura federal, es un proyecto de gran relevancia: “A Andrés Manuel le parece ofensivo vivir en un espacio tan grande dedicado solamente a la habitación y al despacho del servicio público del Ejecutivo.
Le importa tanto el tema de la cultura, que ha decidido que la finalidad de esa propiedad sea cultural, un espacio donde se vivan experiencias artísticas que transformen la vida de los visitantes
(La Jornada, 12/4/18).
Para García Aguinaco, quien participó en la transformación del edificio de la Secretaría de Relaciones Exteriores, hoy Centro Cultural Universitario Tlatelolco, hay que tomar en cuenta distintos aspectos.
Primero se debe definir el perfil del inmueble, para que no haya una duplicación de actividades, pues, aunque siempre se agradece que se abran nuevos espacios culturales, en el entorno de Los Pinos, en el Bosque de Chapultepec, ya existe amplia oferta cultural. Se encuentran diversos museos y sitios de esparcimiento.
Tendría que haber un estudio preliminar de cada espacio (interiores y exteriores) de la residencia, sobre su potencial y adecuación cultural, agrega. “Transformar una residencia privada en espacio público es un gran reto. Se debe pensar que una habitación que antes era privada, concebida arquitectónicamente para ese fin, ahora recibirá a cientos de visitantes, por lo que su nueva configuración deberá responder a esa afluencia.
“Me parece un poco acelerado que a partir del primero de diciembre la residencia sea vista como museo, centro cultural o como quiera que se le llame.
Si a partir de ese momento se quiere abrir al público, quizá muchos vayan más por morbo, para ver cuáles eran los aposentos de los pasados gobernantes, que realmente por responder alguna cuestión cultural más de fondo.
Un aspecto a resolver es el destino de las decenas de obras de arte que hay dentro de la residencia, pues muchas son préstamos de los institutos nacionales de Bellas Artes y Antropología e Historia. ¿Qué se va hacer con ellas?, se pregunta el especialista.
“Por hacer las cosas de manera expedita, y eso pasa mucho en el ámbito cultural, habría que evitar que resulte ser un proyecto faraónico o elefante blanco, que no responda a la necesidades reales de los usuarios o a una política cultural planeada.”
Histórica y curiosamente, la residencia oficial de Los Pinos fue habitada por motivos de austeridad económica y republicana, misma razón por la que ahora puede llevar a su desaparición (La Jornada, 17/6/18). “En 1934, Los Pinos fue elegida por el general Cárdenas, a punto de convertirse en jefe del Ejecutivo, ya que se negó a ocupar el Castillo de Chapultepec –hasta entonces morada oficial de los presidentes– por considerarlo ostentoso”.
Ahora, esa misma residencia que ha sido la vivienda de 13 presidentes de México, con excepción de Adolfo López Mateos, cuyos interiores se han ido ampliando y decorando sexenio tras sexenio con obras de arte y lujoso mobiliario con valor histórico, artístico y cultural, así como con casas aledañas estilo colonial y californiano y estacionamientos subterráneos, tendrá una radical modificación en su funcionamiento.
Entre la bibliografía sobre la residencia hay dos libros oficiales que recopilan los procesos de adecuaciones y remodelaciones: Los Pinos: esta es tu casa, de Editorial Águeda, en 2002, y La residencia oficial de Los Pinos, de Magdalena Escobasa de Rangel y Fernando Muñoz Altea, publicado por el Fondo de Cultura Económica en 1988.