res temas nodales marcarán el próximo régimen: centralización administrativa, concentración política y cambios en las formas del quehacer político.
El Estado que es un no-Estado. La derrota de la modernización económica se expresa en la incapacidad de inclusión social y productiva para la mayoría de la población. La derrota de la modernización política, a pesar de sus muchos logros, ocurrió porque eficaz para desmantelar los tres pies del régimen autoritario: el presidencialismo, el partido hegemónico y la primacía de las reglas políticas informales frente a la normatividad formal; fue incapaz de sustituirlos.
El presidencialismo se transfiguró en un Ejecutivo acotado, pero no por los otros poderes constitucionales, sino por los poderes fácticos. El partido hegemónico fue sustituido por un pacto oligárquico entre tres cuyo lubricante fue el reparto de recursos públicos. Las reglas informales continúan imperando al lado de un activismo legislativo de leyes aprobadas, pero no acatadas.
La guerra. La mayor derrota del Estado, pero también de la sociedad ha sido la guerra contra las drogas como demuestra dolorosamente la cauda de muertos, desaparecidos y personas afectadas en su vida por las bandas criminales y la incapacidad del propio Estado. Los huachicoleros expresan el colapso de las instancias locales de gobierno y de las formas de intermediación política, medido en el apoyo social que acompaña esos actos delictivos. Al grito de viva-el-pueblo, presenciamos atónitos un verdadero acto de barbarie desde Acatlán, Puebla y por televisión. Las autoridades poblanas señalan que en este año han ocurrido 15 linchamientos y que en 146 intentos se han rescatado a 201 personas que estuvieron a punto de ser linchadas.
Esto es lo que hereda el régimen de AMLO
La provocación. La UNAM. Los porros. El ataque criminal a los estudiantes. Las manos ajenas que siempre intervienen para atizar el fuego en nuestra alma mater. Fuera porros. Bien por el rector Graue. Apoyo solidario a los estudiantes.
Las coordenadas del nuevo régimen mencionadas al inicio de este artículo lo son no necesariamente por gusto o preferencia –aunque caben ambas–, sino por la condición que guarda el Estado mexicano. Pueden desembocar en la reconstrucción del Estado en un régimen democrático o no.
Efemérides: Cuando comprendí que el gobierno de los 60 tenía rotas o azolvadas sus redes de comunicación con la sociedad, fue cuando llegó la representante de la Escuela de Trabajo Social a una reunión del Consejo Nacional de Huelga en agosto de 1968 para informarnos que ese día se había comunicado alguien que se ostentaba como secretario particular del secretario de Gobernación, Luis Echeverría, con la encomienda de ponerlo en comunicación con algún dirigente del CNH. Nos pareció tan inverosímil que el gobierno no supiera cómo comunicarse con nosotros que se votó si tal llamada era auténtica o no, y ganó por amplia mayoría que no era. Días después Echeverría habló por radio en cadena nacional buscando alguna interlocución con el CNH.
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