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Murió Paul Taylor, gigante de la danza moderna
 
Periódico La Jornada
Viernes 31 de agosto de 2018, p. 4

Nueva York. Paul Taylor, un gigante de la danza moderna cuyo vasto cuerpo de trabajo ascendió a las alturas vertiginosas y cayó a las profundidades depravadas de la condición humana, murió el miércoles. Tenía 88 años.

Taylor estaba internado en el Centro Médico Beth Israel en Manhattan, dijo la vocera Lisa Labrado.

El artista trabajó hasta bien entrados sus 80 años, lanzándose a los estudios de su compañía en Manhattan desde su casa en Long Island para coreografiar dos nuevas piezas cada año, y 147 en total.

‘‘¿Las obras que más me satisfacen? Aquellas en las que estoy trabajando’’, dijo el bailarín y coreógrafo en una entrevista en 2011, mientras ensayaba To Make Crops Grow. ‘‘Es el proceso de trabajo lo que me gusta. Una vez que está listo, quiero sacarlo todo de mi mente. Prefiero olvidarlo’’.

La compañía Paul Taylor es una de las agrupaciones de danza contemporánea más exitosas del mundo, con giras internacionales todo el año y una temporada anual de tres semanas en el teatro David H. Koch del Lincoln Center. El público a menudo aprecia las puestas más nuevas, pero su pieza más emblemática sigue siendo Esplanade de 1975, una explosión de alegría y atletismo en la que los ágiles bailarines de Taylor corren, saltan y se lanzan a los brazos de otros como misiles y hacen volteretas en el piso con desenfreno, al ritmo de dos conciertos de Bach.

Elementos oscuros

Combinar música clásica –especialmente barroca del siglo XVIII– con un estilo muy moderno fue uno de los sellos de Taylor. Pero fue más lejos con sus decisiones musicales, usando no sólo sinfonías y conciertos sino también ragtime, tango, cuartetos y música ambiental. En Big Bertha (1970), ubicada en un parque de diversiones, usó música de una máquina de banda adquirida de un museo de St. Louis. ‘‘Eso me dio la idea para la danza’’, dijo. ‘‘A menudo uno empieza con una idea y entonces busca la música, pero funciona de ambas maneras’’.

Big Bertha, sin embargo, fue más notable por su contenido perturbador, reflejo de la afición de Taylor por dedicar igual cantidad de tiempo a las profundidades oscuras de la naturaleza humana. Bertha es una criatura robótica de feria. Una familia sana de la década de 1950 –una pareja y su hija– sale a divertirse a la feria, pero tras meter monedas en la ranura de Bertha, cae en la depravación; para el final, el padre ha violado y asesinado a su pequeña hija. Incluso una pieza más ligera, Company B, conjunto de bailes salerosos como el jitterbug con música de las Andrews Sisters, tiene elementos oscuros: si se mira de cerca, entre las alegres danzas hay jóvenes soldados baleados desplomados en el suelo.

Foto
▲ El bailarín y coreógrafo Paul Taylor el 8 de junio de 1969 en Nueva York.Foto Ap

Paul Belleville Taylor Jr nació el 29 de julio de 1930 durante la Gran Depresión. Comenzó su vida en un pueblo a las afueras de Pittsburgh, pero pasó gran parte de su juventud en el área de Washington. En su autobiografía Private Domain, describió una niñez llena de momentos que pusieron a prueba sus límites: una pelea con la policía luego de que él y un amigo robaron un cochecito de bebés de un bazar, o una artimaña en la escuela primaria que incluyó la excavación real de un ataúd.

Estudió pintura en la Universidad de Syracuse y se sumó al equipo de natación con el fin de obtener una beca. Era más trabajo de lo que anticipaba, pero con sus 1.83 metros y unos brazos de enorme alcance, estaba bien dotado para el deporte.

El deseo de bailar sorprendió al mismo Taylor: en su segundo año, escribió una vez, vivió ‘‘algo más fuerte que una comezón... una corazonada innegable ... un destello’’. Le informó a su incrédulo entrenador de natación que dejaba el equipo para bailar. ‘‘No me digas que eres bueno para eso’’, le respondió. Taylor no pudo, al menos todavía.

Taylor se matriculó en la escuela de artes Juilliard en Nueva York; antes tomó un curso de danza y conoció y aprendió de Martha Graham. Años después, su nombre estaría ligado al de ella como parte del gran trío de coreógrafos de danza moderna, con Merce Cunningham. (Graham murió en 1991 y Cunningham en 2009).