El próximo gobierno de México suspendería indefinidamente las licitaciones de contratos de hidrocarburos y pospondría las alianzas de Petróleos Mexicanos (Pemex). Además, regularía las exportaciones de crudo de productores privados, según un documento del plan energético obtenido por Reuters.

Las medidas representarían un cambio de timón frente al gobierno saliente, que emprendió una amplia reforma energética que abrió al capital privado la cadena de los hidrocarburos y adjudicó en subastas más de una centena de contratos de exploración y extracción a empresas distintas a Pemex.

El presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, ha dicho que su gobierno revisará uno a uno los contratos para determinar si se adjudicaron correctamente y sin corrupción.

El documento, con lineamientos de política energética, señala que se revisarían los procesos de adjudicación y la legalidad de los contratos, en especial lo relacionado con el bono a la firma en los de licencia, que no se solicitó como fija la ley.

López Obrador ha dicho que quiere elevar la producción petrolera local, mejorar la declinante refinación de crudo y construir al menos una refinería, pero no ha sido claro sobre si cancelará futuras licitaciones, incluyendo las destinadas a buscar socios para Pemex.

La próxima secretaria de Energía y fuerte crítica de la reforma energética, Rocío Nahle, no respondió a solicitudes de comentarios. Tampoco lo hizo algún representante del futuro jefe de la Oficina de la Presidencia, Alfonso Romo.

El nuevo gobierno también evaluaría dejar la Agencia Internacional de Energía, creada tras la crisis petrolera de la década de 1970 con el fin de asesorar a las economías occidentales sobre cómo lidiar con una interrupción del suministro, a la que se unió en febrero pasado.

En cambio, exploraría la posibilidad de un mayor acercamiento y mejor coordinación con la Organización de Países Exportadores de Petróleo, que agrupa a muchos de los mayores productores de crudo del mundo.