En la sesión más reciente del ciclo A 50 años de Tlatelolco, que se desarrolla en la sede de la Fundación Elena Poniatowska Amor, participó Salvador Martínez della Rocca El Pino.

El físico, antropólogo, político y luchador social sostuvo que la gesta estudiantil de 1968 en México no podría entenderse ‘‘sin toda la cultura que había en su entorno y la que se generó a partir de él.

‘‘La cultura –añadió quien fue uno de los líderes del movimiento estudiantil– jugó un papel determinante en el 68. Fue una época de ruptura en el cine, la música, el teatro y todo se conjugó en una cultura subversiva; se formó una cultura de rebelión, de crítica permanente. La cultura es la herencia no genética del hombre.”

Recordó el papel crucial de los cineclubes en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en los cuales se podían ver las películas censuradas, aunque también proyectaban las de James Bond.

Vigencia de una lucha

El Pino hizo un repaso sobre el contexto en el que se desarrolló el movimiento estudiantil. Habló de la represión gubernamental desde el sexenio de Manuel Ávila Camacho, cuyas máximas expresiones se dieron con Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría.

Aludió a los antecedentes del movimiento, el surgimiento del Consejo Nacional de Huelga (CNH), la violación de la autonomía universitaria con la entrada del Ejército a las instalaciones de la UNAM, la defensa emprendida por el rector Javier Barros Sierra y la marcha que éste encabezó, las multitudinarias manifestaciones estudiantiles, la toma del Zócalo –cuando se izó la bandera rojinegra–, así como la represión gubernamental con el uso de tanques antimotines.

Rememoró que, junto con otros líderes estudiantiles, fue aprehendido el 28 de agosto de 1968 y llevado a la cárcel de Lecumberri, donde permaneció dos años, seis meses y nueve días, no sin antes haber planeado fugarse en una ocasión, influenciado por la lectura de la novela Papillón, de Henri Charrière.

‘‘Cuando salí de la cárcel, llegó una chava guapísima que comenzó a entrevistar a todos y luego publicó un libro por el que pudieron haberla matado, La noche de Tlatelolco’’, añadió refiriéndose a la escritora Elena Poniatowska, quien estaba entre el público y fue ovacionada.

De acuerdo con El Pino, la gesta del 68 es válida hasta la fecha no por el pliego petitorio de los estudiantes, sino por la lucha para la consecución de las libertades democráticas: de pensamiento, religiosa, sexual y por formar ciudadanía.

‘‘Cincuenta años después del 68, ganó la Presidencia un cuate de izquierda, arrasó en la elección: Andrés Manuel López Obrador, a quien debemos apoyar todos. Gramsci decía que había que crear unidad popular nacional, y ésta sólo la puede organizar un nuevo bloque histórico.”