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Lozoya-Ancira-Odebrecht // Historia de nunca acabar

A

lo largo de sus ocho décadas de historia, Petróleos Mexicanos (Pemex) ha tenido 20 directores generales y muchos de ellos, junto con sus respectivos funcionarios, se dedicaron a desvalijar a la ahora empresa productiva del Estado. De ellos, hasta donde la memoria da, sólo Jorge Díaz Serrano terminó tras las rejas. Otros, como Rogelio Montemayor, fueron acusados, pero sin mayor consecuencia. En cualquiera de los casos, la otrora paraestatal no logró resarcir el daño causado.

Tan generoso ha sido Pemex con sus directores y funcionarios, que sus recursos –propiedad de la nación– han sido utilizados, entre tantas otras cosas, hasta para el pago de cirugías estéticas de sus esposas, como en el caso de la señora de Raúl Muñoz Leos. Saqueos por aquí, saqueos por allá (líderes sindicales incluidos), pero la empresa productiva del Estado no ha dejado de aportar enormes cantidades al erario.

Y dentro de este tétrico escenario brilla la estrella de Emilio Lozoya Austin (integrante del nuevo PRI), quien, cubierto con el manto presidencial, acumula seis años librando la acción de la justicia, no sólo por el caso Odebrecht, aunque parece que todo apunta hacia allá.

Lo mejor del caso es que este nefasto personaje estrenó cargo con el siguiente discurso: “Mi administración tendrá una tolerancia cero ante cualquier comportamiento fuera del marco legal, ya sea de privados o dentro de esta empresa… Petróleos Mexicanos debe ser la empresa más transparente y contar con un sistema real y permanente de rendición de cuentas”. ¡Ole!

La práctica fue diametralmente opuesta al discurso, desde luego. Por ello retomo algunos pasajes de lo aquí publicado el 5 de febrero de 2014: PMI, filial de Pemex y la misma entidad que concretó el rescate de los astilleros gallegos, firmó un contrato para la compra de la empresa privada Agro Nitrogenados (propiedad de Alonso Ancira, presidente del Grupo Acerero del Norte, al que pertenece Altos Hornos de México), consorcio del Estado que formó parte de Fertimex, privatizada por Carlos Salinas de Gortari en 1992, por tratarse, según él, de una paraestatal no estratégica.

En ese entonces, por tal venta el gobierno mexicano recibió alrededor de 150 millones de dólares (por cierto, la para entonces privatizada empresa Agro Nitrogenados dejó un regalito de 219 millones de pesos en la panza del Fobaproa, que siguen pagando los mexicanos). Al empresario Alonso Ancira el gobierno mexicano le vendió una empresa productiva, en funcionamiento y con mercado garantizado.

Pero casi 22 años después de aquella privatización, PMI (léase Pemex, con Lozoya a la cabeza) recompró Agro Nitrogenados por 475 millones de dólares, precio tres veces mayor al que el propio Ancira pagó más de dos décadas atrás por una empresa en plena operación.

Negociazo, aunque no para la nación: por cada dólar que el erario obtuvo en 1992 por la venta de la citada empresa, en 2014 Pemex pagó más de tres para recuperarla, aunque se tratara de un consorcio obsoleto e improductivo desde 1999, es decir, un montón de fierros viejos, con tecnología obsoleta, que hace 15 años no produce nada y que tendrán que rehabilitar para que sea operativa.

Pues bien, sirva lo anterior para contextualizar la información divulgada por la agencia Reuters, que en su parte medular detalla: “Altos Hornos de México transfirió más de 3.7 millones de dólares a una empresa fantasma supuestamente creada por Odebrecht para pagar sobornos. Realizó tres transferencias a cuentas de la firma, semanas después de anunciarse la venta a Pemex, en 2014, de una planta de fertilizantes que llevaba años en desuso… Los pagos de AHMSA se hicieron a la misma cuenta que ejecutivos de Odebrecht identificaron como la utilizada para pagar (sobornos) a Emilio Lozoya”.

¿Y el ex director de Pemex? Tan campante. ¿Y la PGR? Ídem.

Las rebanadas del pastel

Agarraos, mexicanos incrédulos, que Elba Esther regresó, se subió a la escoba y agarró vuelo.

Twitter: @cafevega