Cancelar la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de Ciudad de México (NAICM) en Texcoco, estado de México, tendría un costo de 100 mil millones de pesos. En cambio, llevar el proyecto a la base militar de Santa Lucía, como defendió el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, durante su campaña, implica reducir sensiblemente el presupuesto para aumentar la capacidad aeroportuaria del valle de México, aunque esta segunda opción ha sido considerada inviable por expertos en aeronáutica, explicó Javier Jiménez Espriú, próximo secretario de Comunicaciones y Transportes.

En conferencia de prensa encabezada por López Obrador, Jiménez Espriú dio a conocer un dictamen técnico sobre la construcción de un nuevo aeropuerto para el valle de México.

El gobierno del presidente Enrique Peña Nieto inició en 2014 las obras del NAICM, en Texcoco, a las que tajantemente se opuso López Obrador durante su campaña.

Sostenemos que hay dos opciones para definir y resolver lo que más convenga al interés nacional, dijo Jiménez Espriú, quien agregó que ambas alternativas tienen aspectos en favor y en contra y, por ello, el próximo gobierno decidió someter la decisión a una consulta de carácter vinculante entre la población.

El punto de partida de la consulta, explicó, es que tanto el proyecto impulsado por la administración de Peña Nieto en Texcoco, como la propuesta de López Obrador para tender dos pistas en la base militar de Santa Lucía y mantener en operación el actual Aeropuerto Internacional Benito Juárez, tienen pros y contras.

Dos caminos

Un camino sería continuar con la construcción del aeropuerto en Texcoco y el otro consistiría en detener esta obra y construir dos pistas y un nuevo aeropuerto en la base aérea militar de Santa Lucía, planteó.

La primera opción, dijo, tiene en favor la cercanía a Ciudad de México; la posibilidad de crear un gran centro de operaciones y de conexión internacional y que el gobierno federal ya cuenta con el terreno de 5 mil hectáreas para la obra. Además, existe financiamiento para 75 por ciento de la inversión requerida y posibilidades de obtener el resto de los recursos con los ingresos de los aeropuertos actual y futuro.

Sin embargo, también presenta inconvenientes: el costo de construcción se ha incrementado de 169 mil millones de pesos en 2014 a 300 mil millones a valor actual; retraso de al menos cuatro años en la construcción, así como el cierre del Aeropuerto Internacional Benito Juárez y de la base aérea militar de Santa Lucía, por razones de índole aeronáutica.

Como ventajas para emprender la obra en Santa Lucía, Jiménez Espriú detalló: conservar en operación el Aeropuerto Internacional Benito Juárez y la base aérea militar; menor tiempo para el inicio de operaciones; mejores condiciones de suelo; menores costos de construcción –aproximadamente 70 mil millones de pesos– y de mantenimiento; contar con dos aeropuertos, en lugar de uno solo, lo que daría mayor protección a Ciudad de México en caso de terremotos, tormentas y actividad volcánica.

Otro estudio

No obstante, mantener operaciones aeroportuarias en Santa Lucía y el Aeropuerto Internacional Benito Juárez no es viable, dijo Jiménez Espriú, al citar un dictamen que el organismo especializado Massachussets Institute of Technology Research (Mitre, uno de los referentes del sector) realizó a petición de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes.

Ante este dictamen, nuestros técnicos y un grupo de expertos chilenos consideran por el contrario que sí es viable Santa Lucía. Señalan, sin embargo, la necesidad imperiosa de un estudio a profundidad realizado por otra agencia internacional de prestigio para confirmar su afirmación, apuntó. Este segundo estudio tomará cinco meses y tendría un costo de entre 150 y 200 millones de pesos.

Las operaciones separadas entre dos aeropuertos generaría el incremento de costos para las aerolíneas e incomodidades para los pasajeros, añadió. Sobre todo, dijo, los costos por la cancelación de la obra en Texcoco son del orden de 100 mil millones de pessos.