Jueves 16 de agosto de 2018, p. 4
En Esa luz que nos deslumbra, novela de Fabrizio Mejía Madrid, el autor compara el devenir nacional con las luciérnagas y el tartamudeo y se aproxima al movimiento estudiantil de 1968 en México.
‘‘Nuestra historia está simbolizada por dos personajes de esta novela. Hay un monólogo de una estudiante sobre la luz de las luciérnagas que no alumbran la noche, pero sabemos que están allí porque destellan, como ocurre con nuestros movimientos sociales que jamás han alumbrado completamente ni perduran”, explica en entrevista con La Jornada.
‘‘Por otro lado está Ledezma, un burócrata cuyo tartamudeo representa lo que ocurre en el país, pues siempre repetimos los mismos sucesos y no logramos hacer una frase de corrido. El 2 de octubre de 1968 se repetirá el 10 de junio de 1971 y cuantas veces sea necesario hasta Ayotzinapa. Seguimos repitiendo en esta tartamudez histórica. Eso es lo que pienso del país. A pesar del optimismo de estos meses recientes, creo que unos son luciérnagas y otros tartamudos.”
Publicada por Grijalbo, con esta obra se ha propuesto ‘‘quitarle las estatuas” al movimiento del 68 y situarlo en su dimensión humana.
‘‘La idea es no encumbrar al aparato represivo, ponerlo como que era superaudaz, inteligente y preciso, sino que era un desastre, como siempre ha sido. Tampoco es encumbrar a los estudiantes; no ponerlos como un poder libertario absolutamente limpio y muy intelectual, pues estaban llenos de contradicciones y no sabían hacia dónde iba el movimiento”, explica.
‘‘Creo que si el 68 pasara ahora, participaríamos todos con todas nuestras contradicciones e insuficiencias, aunque, claro, tratando de no repetir la matanza del 2 de octubre.”
Mito y precedente de la guerrilla y el feminismo
Mejía Madrid sitúa ese movimiento estudiantil como el mito fundacional de la historia moderna de nuestro país, en términos de la relación de la sociedad con el poder gubernamental y el Estado.
Es un mito no en sentido despectivo, sino algo que podemos llenar cada vez que lo miramos desde el presente. Dependiendo del presente en el que estamos y el lugar que ocupemos en la sociedad, miramos al 68 y lo vemos como el precedente de la guerrilla, la lucha democrática, el feminismo, la ruptura de las artes o la nueva literatura, entre otros aspectos.
Cuenta que durante la investigación para esta obra encontró más de 60 libros con múltiples testimonios sobre este pasaje histórico, de los de representantes ante el Consejo Nacional de Huelga al personal del gobierno de aquellos años que justificaba la versión de Gustavo Díaz Ordaz de que había sido un enfrentamiento con estudiantes manipulados por el comunismo internacional.
‘‘Son muchas las voces sobre el movimiento del 68 y esta novela es el ejercicio literario de poner sobre el tapete todas esas contradicciones. En lo que respecta el gobierno de Díaz Ordaz, por ejemplo, los secretarios de Estado aparecen disputando quién tenía la responsabilidad de la represión. Ahí hay una serie de contradicciones entre Marcelino García Barragán, Luis Echeverría, Alfonso Corona del Rosal, y después entre los operadores”, añade.
‘‘Están también las contradicciones en el Consejo Nacional de Huelga, entre los estudiantes de las escuelas: los que creían en el diálogo per se, los que creían sólo en el diálogo público y los que decían que los estaban llevando a una confrontación por medio de una promesa de diálogo.
‘‘Entonces, mi idea en Esa luz que nos deslumbra es exhibir todas esas contradicciones en un solo ejercicio narrativo, de tal manera que la nueva generación –que es para quien está escrita esta novela– tenga una referencia más allá de la película Rojo amanecer.”