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La incógnita, si Buscará recuperar el SNTE

Gordillo, figura política que no permanecerá quieta
 
Periódico La Jornada
Jueves 9 de agosto de 2018, p. 7

Aurelio Nuño respondió la pregunta con un gesto, con una mueca burlona, antes que con palabras.

–¿Habría caminado la reforma educativa sin Elba Esther Gordillo en la cárcel?

–¿Usted qué cree? –dijo el entonces secretario de Educación, en una entrevista publicada por este diario en septiembre de 2015.

Nuño completó así su respuesta, con la seguridad que da el poder: Simplemente diría que la reforma va bien, pero apenas ahí va.

Para entonces, Elba Esther Gordillo llevaba dos años y medio encarcelada, aunque nunca dejó de tener un médico y un cocinero a su servicio, ambos pagados por el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), con todo y la traición que su círculo atribuye a los dirigentes de remplazo.

La historia había comenzado a escribirse durante el último congreso del SNTE que ella encabezó, en octubre de 2012.

No busco puestos, que nadie se preocupe, nunca he pensado ser secretaria de Educación ni sirvienta de nadie, salvo del SNTE.

Más tarde, en una entrevista de televisión elevó la apuesta y dijo que no le debía su cargo al Presidente. Antes tenían que ir a consultar a Gobernación quién iba a ser; antes ahí entregaban la renuncia.

La respuesta de Enrique Peña Nieto fue por la vía más expedita: ordenó acelerar la investigación sobre las finanzas del SNTE que ya estaba en curso, y de la cual incluso Gordillo estaba enterada.

La aprehensión tuvo efecto en el aeropuerto de Toluca y el preámbulo fueron los telefonazos de dos miembros del gabinete de Peña Nieto, quienes al parecer buscaban asegurarse de que estaría en el país. Miguel Ángel Osorio Chong le llamó el 25 de febrero de 2013 para invitarla a cenar al día siguiente. Más tarde, el ahora canciller Luis Videgaray le llamaría para invitarla a desayunar en Palacio Nacional. No llegó, por supuesto, a ninguna de las dos citas.

Gordillo vivió la mayor parte del proceso en su contra en la Torre Médica de Tepepan, más tarde en una clínica de la colonia Roma y por último en prisión domiciliaria, en un edificio que posee en Polanco.

Con el correr del tiempo, las restricciones se fueron relajando y Gordillo recibía visitantes con regularidad. Está triste, muy deprimida, se oyó decir más de una vez a sus cercanos. No entienden su condición. Le llevan noticias exageradas o distorsionadas sobre lo que pasa en el SNTE o en el partido, y eso la pone peor.

¡Eso se lo deben devolver a la familia!, estallaba Elba Esther, cuando le llegaban con noticias como la destitución de su hija, Mónica Arriola, de la secretaría general del Partido Nueva Alianza (Panal), que ella ordenó crear en 2000.

Sus más cercanos colaboradores, con su yerno Fernando González a la cabeza, dedicaron sus visitas a documentar la traición de sus otrora fieles y centraron sus baterías en dos personajes: Juan Díaz de la Torre y Luis Castro Obregón.

En las filas del SNTE daban por un hecho su libertad, aunque pensaban que sería después de octubre, pues en ese mes se vencía el plazo de la dirección sindical por ella encabezada.

En febrero pasado, el SNTE convocó a un congreso extraordinario con la finalidad de renovar su dirección. La instrucción de adelantar el cambio no fue tomada en las filas magisteriales, sino en la Secretaría de Gobernación de Osorio Chong.

Atado al peñismo irremediablemente –más por los expedientes que el gobierno decía tener de los dirigentes que por rentabilidad política– el brazo electoral del SNTE, Nueva Alianza, se subió al tren de José Antonio Meade. En el acto central de campaña, Díaz de la Torre ofreció a Meade 322 mil activistas.

Paradójicamente, el Panal vivió la campaña más difícil de su historia: por un lado, porque su antigua estructura, que le permitía contar con miles de operadores electorales, se deshizo por la eliminación de los comisionados sindicales como producto de la reforma educativa.

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▲ Elba Esther Gordillo Morales, en imagen del 9 de junio de 2008, durante un foro organizado en la Secretaría de Educación Pública.Foto Jesús Villaseca

Por el otro, porque cada vez que querían presentar a Meade como un aliado de los docentes, Nuño se encargaba de elogiar la reforma educativa que la mayoría de los maestros mira como un agravio.

El PRI se hundió y arrastró al Panal en su caída.

La bienvenida

Apenas pasados los comicios, arreció en las redes sociales una campaña sostenida largamente por los elbistas: Bienvenida a casa, se leía en una imagen con la foto de Gordillo y banderas del SNTE.

La dirección del sindicato quiso salir al paso y organizó una reunión de emergencia tras las elecciones. Como era de esperar, los secretarios seccionales cerraron filas en torno a Díaz de la Torre, a quien la mayoría le debe el cargo pues ha sido electa en los años recientes.

Ese acto terminó con un comunicado en el que, sin mencionarla, enviaron un mensaje a Gordillo: El SNTE es más grande que cualquiera de sus integrantes y nunca más nadie debe darle un uso patrimonial.

En la acera de enfrente, las relaciones que Elba Esther construyó durante sus largos años en el poder comenzaron a dar frutos.

Aun sin haberse encontrado nunca, las relaciones entre Elba Esther Gordillo y el ahora presidente electo tenían puentes de sobra. Para empezar, dos de los tres amores de Elba Esther están en el equipo lopezobradorista: Marcelo Ebrard y Esteban Moctezuma (el tercero es su amigo Jorge Castañeda). Claro, sin contar al empresario Alfonso Romo, de quien Elba Esther recibió mucha ayuda cuando fue coordinadora parlamentaria (durante el sexenio de Vicente Fox), según un elbista de cepa.

Para apoyar a López Obrador, los elbistas crearon las Redes Sociales Progresistas, cuya aportación, si acaso fue significativa, se diluyó en la avalancha de votos obtenida por el ganador de la elección.

La coincidencia entre el anuncio de la libertad de Gordillo y la entrega de constancia al presidente electo dio lugar a un copioso debate en las redes sociales.

Los malquerientes de López Obrador hablaron de un pacto y sus seguidores pidieron cargar la libertad de la profesora a la cuenta de Peña Nieto.

El presidente no tendrá palomas mensajeras ni halcones amenazantes; ninguna autoridad encargada de impartir justicia será objeto de presiones ni peticiones ilegítimas, dijo López Obrador en su primer discurso como presidente electo, en una alocución que muchos leyeron como respuesta al caso Gordillo.

A la puerta de la cuarta transformación, más que quién operó su liberación, importa saber si está dispuesta a recuperar el SNTE y si en el nuevo gobierno habría interés para respaldarla.

Por lo pronto, para los elbistas es una mala noticia la anticipada designación de Gilberto Guevara Niebla como parte del equipo de la Secretaría de Educación Pública. Desde que en 1991 Guevara publicó un estudio que los elbistas consideraron antisindicalista, y más tarde cuando chocó con ellos como subsecretario de Ernesto Zedillo, su relación con los elbistas ha sido más que mala. El grupo de Juan Díaz de la Torre, en cambio, mantiene muy buena relación con los intelectuales de la revista Nexos.

Sus cercanos dicen que sólo hay una cosa segura: no va a permanecer quieta y en lo que será su febril actividad tendrán parte las excelentes relaciones que tiene con varios personajes cercanos al presidente electo.

Elba Esther Gordillo pasó casi todo el sexenio de Peña Nieto bajo proceso judicial. Pero cuando se vaya de Los Pinos, es posible que el mexiquense lleve con él uno de los últimos regalos que le dio la maestra: la banda presidencial que Adolfo López Mateos usó en su toma de posesión.