Una ovación surgió de entre los cientos de personas que, frente al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), presenciaron en pantallas gigantes el momento en el que Andrés Manuel López Obrador recibió ayer la constancia como presidente electo.

¡Sí se pudo, sí se pudo!, exclamó la multitud, en el contexto histórico de dos elecciones previas y el resultado del primero de julio. Y, 12 años después, finalmente se hizo efectivo el grito del Zócalo reditado ayer: ¡Presidente, Presidente!

Ya como presidente electo, al llegar a la casa de transición, López Obrador calificó el de ayer de día histórico. Ya tengo el certificado, el diploma, el papelito, dijo.

–Doce años después –se le comentó.

–Es algo que decidió el pueblo de México y vamos a estar a la altura de las circunstancias.

–¿Se va a reunir con el presidente Enrique Peña Nieto? - se le preguntó, ante las versiones de que sostendría un encuentro esta tarde en Palacio Nacional.

–Sí, nos vamos a ver. Nos vamos a ver pronto.

La reunión está por confirmarse; creo que en esta semana, pero está por confirmarse, dijo más tarde, cuando salió de su oficina.

En la casa de la colonia Roma no hubo festejo adicional. López Obrador se reunió con Carlos Urzúa y Javier Jiménez Espriú, próximos secretarios de Hacienda y de Comunicaciones y Transportes, respectivamente.

Está muy contento y entusiasmado. Celebró, como es su costumbre, trabajando. Nos puso nuevas tareas, explicó Jiménez Espriú.

Ayer, a la una de la tarde, López Obrador sí entró por la puerta principal del TEPJF con sus hijos, Andrés y Gonzalo, y el jefe de su oficina de comunicación, César Yáñez, que lo acompañaron en el trayecto desde su casa particular, donde esperó la sesión solamente que lo declaró presidente electo.

Entre el gentío, y detrás de las vallas que montó el Estado Mayor Presidencial para impedir el paso, el médico veterinario en retiro y desempleado Samuel Villalobos, rompió en llanto. Lloro porque por fin logramos el cambio esperado desde 2006, manifestó.

¡Tenemos Presidente, tenemos Presidente!, clamaron los simpatizantes del ex jefe de Gobierno capitalino, a su arribo.

La diputada federal por Morena, Margarita Cuata, también llegó hasta la avenida frente al tribunal y llevó una manta en la que se leía: ¡Lo logramos! ¡AMLO, Presidente!

Y narró: Para mí este acontecimiento es muy importante en mi vida, porque la lucha ha sido larga. ¡Y este momento no me lo podía perder!

Ayer, además por primera vez, los militares del Estado Mayor Presidencial se hicieron a un lado ante los reclamos de la gente de que les impedían una mejor vista de las pantallas.

Concluida la ceremonia, López Obrador salió a la calle a las 13:45 horas. La activista contra el alto clero católico Julia Klug logró colarse y le entregó un ramo de flores. De manera espontánea, la gente comenzó a cantar el Himno Nacional, con los puños o los índices y medios formando la V de la victoria en alto.

El presidente electo fue acompañado en el trayecto del tribunal a su casa de transición por policías de tránsito y fue evidente que la caravana, integrada también por motociclistas, respetó los semáforos. Incluso, y debido a la realización de obras en la colonia Roma, los oficiales le abrieron paso para que entrara en sentido contrario, en la calle de Chihuahua, pero López Obrador se rehusó, por lo que hubo de dar un rodeo.

Eso sí, a partir de ayer, la Secretaría de Seguridad Pública capitalina montó un discreto operativo vial y de vigilancia con granaderos en la esquina de Chihuahua y Monterrey.

En el tumulto que se provocó a su llegada a la casa de transición, un pareja de la tercera edad fue derribada y, aunque se requirió el auxilio de una ambulancia para su atención médica, ambos subieron por propio pie a la unidad que los trasladó para su revisión.