La relación entre el Sistema Nacional Anticorrupción (SNA) y Andrés Manuel López Obrador será buena, a pesar del escepticismo que el virtual presidente electo ha expresado, porque ambas partes tienen como premisa la lucha contra la corrupción.

Así lo indicó Alfonso Hernández Valdez, integrante del Comité de Participación Ciudadana (CPC) del SNA, quien consideró que aunque este esquema sigue sin estar totalmente conformado, al mismo tiempo ha habido algunos avances importantes, entre ellos la creación de un nuevo formato de declaración 3 de 3 –que podría ser aprobado por el comité coordinador del sistema antes de que termine agosto– y en los trabajos para conformar la política nacional anticorrupción, emprendidos junto con la Red por la Rendición de Cuentas.

En entrevista, el politólogo e investigador admitió que luego de dos años de la creación formal del SNA aún hay diversas áreas que siguen sin caminar, en particular la ratificación de los 18 magistrados anticorrupción designados por el presidente Enrique Peña Nieto en abril del año pasado y el nombramiento del fiscal especial.

No obstante, saludó que el 1º de agosto un juez federal haya ordenado a la Presidencia de la República y al Senado que concluyan el proceso de designación de los magistrados, pues el CPC interpuso un amparo en mayo de este año.

Otro aspecto en el que ha habido logros es en la conformación de la red de trabajo de los CPC de los 32 estados de la República, en los que incluso se han formado comisiones sobre temas específicos.

Diálogo fructífero

Consultado sobre el futuro del SNA en el gobierno de López Obrador, quien ha manifestado dudas sobre su estructura y funcionamiento, Hernández Valdez consideró que las críticas del virtual presidente electo no impedirán que haya un diálogo fructífero y abierto entre ambas partes.

Si hay escepticismo (en López Obrador respecto al SNA), no diría que es generalizado. La lectura que tengo es que es un sistema susceptible de reformas o mejoras y que puede haber un diálogo abierto con las nuevas autoridades. El problema de la corrupción está en el centro de la vida pública, y si esta premisa es la misma para las dos partes, hay un buen punto de comienzo, manifestó.