El sospechoso silencio de los taurinos // Teziutlán, capital mundial del toreo
qué atribuir la añeja falta de pronunciamientos de los taurinos mexicanos ante la indiferencia o torpeza de funcionarios y los subsidiados amagos de impresentables partidos políticos? ¿No obedecerá a la prolongada impunidad de que gozan estos taurinos hace varias décadas por parte de las autoridades?
Si impune es la falta que no se castiga, ¿en este país cuándo se ha llamado a cuentas a los empresarios que han hecho lo que han querido con el pretexto de arriesgar
su dinero para preservar la fiesta de toros? Durante décadas, los abusos, arbitrariedades, fraudes e irresponsabilidades de los taurinos para con el público, ¿han tenido alguna sanción o ha habido alguna consecuencia judicial? Como no sea la ridícula actuación reciente de las autoridades veracruzanas en Xico, taurinos y autoridades tienen un acuerdo de no agresión, de dejar hacer y dejar pasar, de apoyarse mutuamente para hacer como que apoyan la tradición taurina de México.
Si el próximo Presidente de México ha prometido luchar contra la corrupción, ¿no va siendo hora de que los taurinos se sumen a esta cruzada, aparentemente imposible si no se predica con el ejemplo? ¿Proseguirá por tiempo indefinido el cómplice desempeño de las autoridades taurinas en el grueso del país? Lo que va quedando de la fiesta de los toros, ¿se cuece aparte? Pronto lo sabremos.
Alma Taurina, la empresa que encabezan los hermanos Rodrigo y Javier Llarena, dio a conocer los carteles de la Feria del Toro, Teziutlán 2018, con varios meses de anticipación, como corresponde a toda empresa sustentada en el servicio y el profesionalismo. Tres corridas de toros en esa dinámica localidad poblana, famosa no sólo por ser una de las ciudades con las mujeres más guapas del país, del continente, del mundo y de otros planetas, sino con una sólida tradición taurina que se traduce en una de las plazas más funcionales de la república, El Pinal, completamente techada, para cuatro mil espectadores cómodamente sentados.
Ya son varios años que esta joven empresa lleva a cabo la organización de los festejos taurinos con motivo de la feria anual, demostrando a propios y a extraños que ofrecer corridas de toros no es ciencia, sino respeto por la dignidad animal del toro, por el valor cultural de la fiesta y por el público que, hay que repetirlo, no paga por divertirse sino por emocionarse a partir de la tauridad del toro de lidia, de una exigencia con bravura, no con bobura.
Los prestigiados hierros de Piedras Negras, Tenexac y De Haro, con el trapío que da la edad, y que desde luego no son del gusto de los comodinos importados ni de monopolios maternalistas, comparecerán en El Pinal el 5, 12 y 19 de agosto, en la también llamada Perla de la Sierra. Hoy hacen el paseíllo un renovado y enrachado Jerónimo, mano a mano con Joselito Adame, quien regresa a Teziutlán, frente a un encierro de Piedras Negras, ganadería triunfadora en la Plaza México, que la nueva
empresa no ha querido volver a anunciar. El domingo 12 será la despedida de Federico Pizarro, otro triunfador relegado, la presentación de Octavio García El Payo, y el debut del joven poblano Héctor Gabriel, con reses de Tenexac. Y el 19, una corrida de De Haro para el reiterado triunfador de El Pinal, José Luis Angelino, Fabián Barba y José Mauricio. Abrirá plaza el rejoneador Luis Pimentel. Por todo ello y por un taurinismo que no se anda con cuentos, estos tres domingos Teziutlán se convierte en la capital mundial del toreo, con perdón de los mexhincados.