Momentos estelares 1867/2018
os partidarios de AMLO aún festejan el triunfo; tienen razón, pero no pueden bajar la guardia. Los partidos de oposición, grupos, escritores y personalidades conservadoras seguirán criticándolo (lo cual está bien), atacándolo y calumniándolo con ferocidad (no saben perder). Las posibilidades de cambio o desilusión son intensas. Hoy, 62 por ciento de la población tiene esperanza en su gobierno (Reforma, 25/7/2018).
Nunca había visto una manifestación de alegría y apoyo semejante a la que recibió AMLO la noche del 1º de julio. Me he preguntado qué otro momento estelar ha vivido México en su complicada historia. Después de desechar varias alternativas, ¡me topé con un paralelismo!: la entrada triunfal de Benito Juárez a la capital en julio de 1867 (hace 151 años). Hay que releer a Ralph Roeder (Juárez y su México): “Al hacer su entrada triunfal en la capital (…) se hallaba en el apogeo de su gloria. La naturaleza de esa gloria era manifiesta y legible en sinnúmero de carteles, banderas (…) Las ovaciones de la victoria se multiplicaban a cada paso y de viva voz el coro de los estandartes, de las oleadas de banderas ondulantes y del redoble incansable de los tambores.
El hombre al que la multitud aclamaba era la personificación de la revolución democrática iniciada 10 años antes, el héroe colectivo de un pueblo que había conquistado, al fin, la libertad interna y la independencia nacional gracias a la fe, la fortaleza, la tenacidad, la constancia de su máximo representante: suyas eran las cualidades que todos tenían o querían tener, y los vítores expresaban la gratitud exuberante de un pueblo que había descubierto a un caudillo todo suyo, a un abanderado que no lo abandonó, a un mexicano que por primera vez en su historia le daba la convicción cabal e indisputable del triunfo. El pueblo a Juárez: esa frase simple y redundante bastaba para externar el sentimiento popular concentrado en su protagonista y por ser el homenaje de muchos que se identificaban con uno solo.
El sentimiento triunfalista debe apaciguarse. AMLO iniciaría su gobierno con cambios significativos que generarán resistencias. Los resultados positivos deben reflejarse de modo progresivo en la vida de México; de no ser así, habrá desilusión y enojo. (Colaboró Meredith González Acevedo.)
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