Martes 24 de julio de 2018, p. a12
Jaime Munguía aún es campeón invicto. A los 21 años, con demasiados elogios que le dieron impulso, el sábado tuvo una prueba difícil para hacer su primera defensa ante el ex monarca Liam Smith en Las Vegas. El tijuanense ganó con muchos esfuerzos y una exhibición de sus debilidades.
Munguía llegó al campeonato mundial superwélter de la Organización Mundial de Boxeo al noquear a Sadam Ali. Antes, emergió –para muchos de la nada– como un posible relevo de Saúl Canelo Álvarez para enfrentar en mayo a Gennady Golovkin. La Comisión Atlética de Nevada no dio el aval, probablemente por considerar que el de Tijuana aún no tenía la experiencia necesaria para ese enfrentamiento.
Esa decisión le pareció acertada al entrenador Ignacio Beristáin, quien advirtió que era muy pronto para el joven promesa Munguía, que aún tenía que trabajar mucho, sobre todo en el combate defensivo, para subir a la élite.
Pensaron que lo decía por envidia
, señala hoy Beristáin, unos días después del combate del tijuanense; se vio lo que yo advertí: es un peleador con muchas facultades y talento, pero que le falta trabajo en la defensa, permite muchos golpes que si vinieran de otro peleador podrían lastimarlo
.
Munguía admitió que se sentía insatisfecho, que había quedado a deber y que no consiguió noquear a Smith. Era evidente que apostó por resolver todo por la fuerza y con un golpe definitivo. Una estrategia distante de lo que Beristáin concibe como esencia del boxeo.
Le falta mucho a ese muchacho
, comenta Beristáin; pero la voracidad de los promotores, que al firmarlo se sienten dueños del boxeador y no escuchan al entrenador, los coloca en situaciones de riesgo
.
Munguía llegó con el prestigio que le dio ser elegido prospecto del año por la revista estadunidense The Ring y ser candidato para enfrentar a Golovkin. El joven tenía planeado esperar al menos un año para disputar un título del mundo, pero la vorágine que aquello desató aceleró su proceso.
El muchacho va a pelear con quien le pongan enfrente
, apunta Beristáin; por el dinero que representa pelear a ese nivel y por todo el ruido que provocó que lo consideraran rival para Golovkin y los elogios que le llovieron; eso lo lleva a pensar que puede ganarle a cualquiera, pero necesita que lo cuiden y asesoren, por su bien
.
Beristáin insiste en el potencial que tiene Munguía para convertirse en una figura del boxeo mexicano. Pero recomienda cautela, pues advierte que un peleador que aún no está listo puede arruinar su carrera. Si lo hubieran dejado pelear con Golovkin podía hasta retirarlo. Necesita trabajar, sobre todo la defensa, para madurar y aprovechar su potencia y talento
.