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Desarrollan método de detección de mentiras por seguimiento ocular
 
Periódico La Jornada
Martes 24 de julio de 2018, p. 3

Hoy día existen diversos métodos para detectar mentiras. Uno de ellos es la prueba del polígrafo, que registra los cambios neurofisiológicos del individuo; sin embargo, la condición física de un atleta de alto rendimiento es capaz de burlar este sistema.

Otra técnica para distinguir el engaño se basa en el estudio de las expresiones faciales, pero éstas pueden ser dominadas por un experto en actuación. ¿Existe algún medio para la detección de mentiras que no se pueda fingir ni controlar? ¿La observación de los ojos funcionará para la detección del engaño? Efectivamente, hay algo que funciona como una ventana directa al cerebro, se trata del tamaño de la pupila.

Luego de dos años de trabajar en computación cognitiva, un equipo de expertos del Centro de Investigación en Matemáticas (Cimat), unidad Zacatecas, perteneciente al Laboratorio de Computación Centrada en el Humano (HCC, del inglés Human-Centered Computing), realizó un estudio para detectar el engaño a través de datos oculares, según se explica en un boletín de la Agencia Conacyt.

Artículos publicados

Bajo la línea de investigación interacción humano-computadora, el grupo de investigadores del Cimat ha concluido experimentos sobre seguimiento ocular, cuyos resultados han sido publicados en artículos científicos, como Entropy of eye fixations: a tool for evaluation of learning objects, en la revista Research in Computing Science, en su edición de 2016.

Para trabajar en la línea de computación afectiva y cognitiva, en el HCC del Cimat (creado en 2015), el grupo de estudiosos examina artículos científicos de sicólogos para encontrar información avanzada, con la cual, al implementarla en ciencias de la computación, ha obtenido las bases para realizar experimentación y finalmente implementar sus resultados en el desarrollo de nuevas tecnologías, que brindarán múltiples aplicaciones, informó el doctor en ciencia y tecnología informática Hugo Arnoldo Mitre Hernández.

Por su parte, el doctor Carlos Alberto Lara Álvarez, miembro nivel I del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) y de Cátedras Conacyt, expresó que el área de HCI tiene una tradición muy grande en investigación, ya que el éxito de muchas empresas y marcas que destacan actualmente fue precisamente su preocupación por mejorar la forma en que las personas interactúan con los dispositivos.

En Cimat, esta línea surgió bajo la idea de mejorar las interfaces gráficas y aspectos colaborativos entre los grupos de trabajo para ejecutar proyectos de manera exitosa en aplicaciones como, por ejemplo, de ingeniería de software, de la industria, mejorar la seguridad del trabajador y evitar accidentes, así como en el correcto funcionamiento de los dispositivos, describió el doctor Lara Álvarez, igualmente adscrito a Cimat- Zacatecas.

Nuevas tecnologías

Mitre Hernández, también del nivel I del SNI, indicó que el estudio del engaño tiene aplicaciones diversas, como el desarrollo de nuevas tecnologías que podrán implementarse en la criminología, recursos humanos, servicios minoristas o mayoristas para casos de robo hormiga en supermercados y estudios de trastornos sicológicos.

Para llevarlo a cabo, el equipo de investigadores realizó un experimento, cuyas pruebas consistieron en recopilar información de 24 jóvenes de secundaria, para reconocer variables de seguimiento ocular distinguibles en entrevistas. Estas variables son verdad, mentira espontánea y mentira planificada.

A partir de este estudio se concluyó que la verdad requiere más esfuerzo mental que decir una mentira planificada, ya que en la mentira planificada la persona previamente ya pensó en lo que le podrían preguntar y cómo podría contestar según el caso, mientras en la verdad, la persona requiere recordar a detalle qué pasó en realidad para responder según las preguntas. Otro hallazgo es que una mentira improvisada requiere mayor esfuerzo mental que una planificada. Un tercer hallazgo es que la improvisada requiere más esfuerzo que decir la verdad. Para llegar a estas conclusiones se midió el tamaño de la pupila, la frecuencia del pestañeo y la longitud del movimiento ocular.