Viernes 13 de julio de 2018, p. 39
Un sistema lipídico que protege granos y semillas de hongos, levaduras y bacterias fue desarrollado por especialistas de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Cuautitlán, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Se trata de un método que usa nanopartículas durante la cosecha, transporte y almacenamiento, procesos en los cuales los cultivos podrían contaminarse con patógenos como Aspergillus flavus, causante de aflatoxinas, con efectos tóxicos en quienes las consumen a través de los alimentos.
Barrera antihongos
Se adiciona una capa protectora, explicó María de la Luz Zambrano Zaragoza, y con el recubrimiento, subrayó, se disminuye el riesgo de daño mecánico, además de que la película protectora sustituye la cera natural que el alimento pierde durante la fricción a la que se somete durante su manejo.
Consiste en dispersar preparaciones con base en ceras de tamaño micro o nanométrico; con éstas se aminora el deterioro por fricción e impacto y se contribuye a la absorción de humedad, además de que actúan como una barrera contra hongos filamentosos.
Los investigadores universitarios, encabezados por Zambrano, han probado su innovación en el maíz. Las pérdidas en la producción de este grano se asocian a su manipulación durante la cosecha, almacenaje, transporte y procesamiento para consumo humano o animal. En esas fases puede ser afectado por bacterias, insectos y hongos, remarcó.
En México cada año se pierde entre 30 y 35 por ciento de la producción de granos y semillas, y en el caso de frutos secos, como piñones, nueces, almendras y cacahuates, que se degradan con gran facilidad, se registran mermas hasta de 50 por ciento.
Con las nanopartículas se pretende disminuir el crecimiento de microorganismos y contribuir a que semillas y granos sean almacenados sin que pierdan su capacidad germinativa, tengan periodos de comercialización más prolongados y se evite el crecimiento de insectos que afecten sus características nutritivas.
Uno de los principales beneficios de esta innovación, prosiguió, es su bajo costo, además de ser una técnica verde, pues no utiliza disolventes.