Del sistema nacional de salud se conocen de sobra los problemas y retos que enfrenta; lo que falta son las alternativas para lograr la cobertura universal y que los pacientes tengan acceso a los mejores servicios, en el momento que los requieran y donde ellos elijan. Para actores como la Fundación Mexicana para la Salud (Funsalud), la industria farmacéutica y organizaciones académicas, uno de los principales temas a superar es la insuficiente inversión en el sector.

Advierten que el actual gobierno se distinguió por los ajustes que hizo a los presupuestos de las instituciones. Sólo en la Secretaría de Salud (Ssa) la baja fue equivalente a 11.7 por ciento.

Un estudio de la Asociación Mexicana de Industrias de Investigación Farmacéutica (AMIIF), que aglutina a los laboratorios trasnacionales, revisó la inversión del sexenio en el sector y encontró que los recortes en la Ssa han sido una constante desde 2013.

Para el sector en su conjunto, la inversión por persona se estancó. En términos reales disminuyó 0.2 por ciento respecto de 2012, advierte el estudio de AMIIF elaborado con la consultora Evercore.

En la Secretaría de Marina la baja en el presupuesto fue de 15.8 por ciento, mientras en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) aumentó sus ingresos en 6.8 por ciento como resultado del incremento en el empleo a escala nacional y el consecuente aumento de las cuotas obrero patronales, entre otros factores, de acuerdo con información del organismo.

Para el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (Issste), el descenso fue de 7.4 por ciento y en la Secretaría de la Defensa Nacional de 8.9.

El estudio de AMIIF es uno de varios que en los meses recientes se han dado a conocer con la finalidad de presentarlos al gobierno que iniciará funciones el próximo primero de diciembre.

Coinciden en señalar como un problema, la fragmentación del sector, es decir, la existencia de diversas instituciones y coberturas. Para esto, Funsalud propone impulsar un esquema de pluralismo estructurado donde habría la rectoría y financiamiento públicos con una mezcla de prestadores de servicios públicos y privados.

Los beneficios para los usuarios serían explícitos en paquetes de intervenciones, tomando como base la oferta de servicios del Seguro Popular. Sería entonces, un sistema uniforme, de acuerdo con la propuesta, con la que, además, se reducirían las brechas financieras entre instituciones y entidades federativas.

En otro análisis, la Academia Nacional de Medicina resalta las diferencias de inversión per cápita entre instituciones. Mientras el IMSS destina 3 mil 510 pesos y el Issste 3 mil 973, en el Seguro Popular son mil 168 pesos y en IMSS Prospera 920.

Eso ocurre mientras a escala nacional aumenta la prevalencia de enfermedades crónicas ocasionadas por el envejecimiento poblacional, así como por un estilo de vida poco saludable.

Las personas que ya viven con padecimientos como sobrepeso y obesidad, diabetes, hipertensión arterial o cáncer, entre otras, deberían tener acceso a los tratamientos innovadores que tiene la capacidad de controlar y, en ocasiones, curar las enfermedades.